Juicio por feminicidio implica a narcos, policías y soldados

AutorPatricia Dávila

A la edad de ocho años me fui a vivir con mi tío Poncho -actualmente usa el nombre de Raúl Ramírez-, no sé cuál es su verdadero nombre. Tiene I varios años de pertenecer a La Línea, brazo armado del Cártel de Juárez. Su función es levantar muchachas en el centro de Juárez, a mí me utilizaba como carnada frente al mercado Reforma o en el Cuauhtémoc. 'Trabajé' con él tres años", narra Luis Jesús Ramírez Loera. Entonces le decían El León.

Continúa: "Mi tío me señalaba a la muchacha a la que quería que me acercara con el pretexto de que me cambiara un billete, o que pareciera que andaba solo para darles lástima. Cuando estaba con ella le decía que andaba perdido, que me llevaran atrás del mercado o a una tienda de nombre Econotienda, en la calle Mina. Cuando ya las tenía allí, mi tío y su gente las abordaban, las amenazaba con dañar a sus familiares y las trasladaban al hotel Verde. Algunas las vendían a los soldados que están en Chihuahua y a narcotraficantes foráneos; a otras las prostituían en el centro de Juárez o en otros estados".

Su narración, junto a testimonios de víctimas sobrevivientes y de integrantes de la organización que levantaron y prostituyeron jóvenes para después matarlas, dejó al descubierto que esa red delictiva no sólo gozaba de la protección de soldados y policías, tanto municipales como federales (Proceso 2012), sino que también opera en los Centros de Readaptación Social (Ceresos).

También puso en evidencia que el periódico local PM es el medio que utilizan las redes de trata para ofrecer servicios sexuales en locales establecidos o a domicilio. Todos los que anuncian una "sala" en este impreso reciben la llamada de una persona que los obliga a pagar una "cuota" por dejarlos "operar", según se indica en varias declaraciones reunidas en el expediente de más de 70 mil fojas.

Luis Jesús tiene 19 años. Su testimonio es clave en el llamado "gran juicio" que desde abril pasado se dirime en la Fiscalía Estatal de Chihuahua, donde por primera vez en al menos 20 años se juzga un caso de feminicidio: se acusa a 11 personas por la desaparición y el asesinato de 11 mujeres de entre 15 y 20 años.

Para Imelda Marrufo y Santiago González, de la organización civil Red Mesa de Mujeres -que acompaña jurídicamente a las madres de las víctimas-, los elementos que aportó el Ministerio Público son suficientes para condenar a los detenidos.

Éstos son Camilo del Real Buen día, Víctor Chavira García, Esperanza Castillo Sal-daña, Rafael Mena, Eduardo Sánchez Her-mosillo, Jesús Hernández Martínez, César Félix Romero Esparza, Edgar Jesús Regalado Villa, José Antonio Contreras Terrazas, Manuel Vital Anguiano y José Gerardo Puentes Alva. El primero cuenta con un amparo, por lo que aún no se inicia el juicio en su contra; el segundo murió en prisión por una enfermedad renal.

Después de tres meses concluyeron las testimoniales. Falta el pronunciamiento de las juezas Emma Terán Murillo, Jazmín Roca Pineda y de María Catalina Ruiz Pacheco, quien preside la audiencia.

Prosigue el relato de Ramírez Loera, quien fue detenido en 2013 por narco-menudeo:

"Las ponían a vender drogas y no permitían que las consumieran porque no podían trabajar. Las hacían esclavas en el sentido de ceder a los placeres sexuales de los narcotraficantes. Todo en contra de su voluntad. Utilizaban información que reunían sobre su familia y las amenazaban con pistola. Si alguna no...

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