Julián Hernández brinda homenaje a la danza

AutorColumba Vértiz De La Fuente

Desde que Hernández regresó del Festival Internacional de Cine de Berlín del 2009, donde proyectó Rabioso sol, rabioso cielo, y en el que había estado años antes con Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor, en 2003, y El cielo dividido, en 2006, él estaba decidido a que el guión Rencor tatuado fuera su cuarto filme; pero no conseguía los recursos y apenas lo va a rodar en noviembre próximo.

En ese intermedio realizó un corto con el título Alarido, cuando el productor de sus cintas, Roberto Fiesco, le recomendó que pensara convertirlo en un largometraje, y así nació Yo soy la felicidad de este mundo.

La película se refiere a Emiliano, quien desde su universo de director de cine explora sus procesos y trata de conectar con la realidad inmediata; su mundo verdadero parece estar visto siempre por la lente de una cámara. Confundido y solitario, anda en busca del amor ideal. Frente a la pantalla (que es su realidad transfigurada, su realidad mesurable, controlable, manejable, escucha solitario esa canción que se repite como una oración que te obliga a seguir el intento de amar) actúan I ván Álvarez, Emmanuel Áva-los, Hugo Catalán, Gerardo del Razo, Javier Oliván, Andrea Portal, Alan Ramírez, Rocío Reyes, Gabino Rodríguez, Emilio von Stern-enfels y Giovanna Zacarías.

Participa asimismo la coreógrafa y bailarina Gloria Contreras.

El 23 se estrena en Alemania. Y seguirá recorriendo festivales internacionales.

Tres en uno

Son tres partes las que complementan al filme, rodadas en distintos momentos, y cada una llevaba su propio título. Primero filmó Alarido y un año después el resto, Esplendor y Dos entre muchos.

-La aparición de un joven bailarín ficticio y de la coreógrafa Gloria Contreras, ¿obedece a un homenaje a la danza?

-Sí. Antes de realizar la película había trabajado con Arturo Ripstein en unos documentales para el Canal 22 sobre ganadores del Premio Nacional de Ciencias y Artes, entre ellos estaba Gloria Contreras a quien había visto hace muchos años, cuando estudiaba en el Colegio de Ciencias y Humanidades, y desde entonces me pareció una mujer extraordinaria.

"El que ella fundara el Taller Coreográfico de la UNAM, y su relación con Eduardo Mata, el gran director de orquesta y compositor oa-xaqueño, me pareció formidable.

Cuando hice el...

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