Junto con AMO, la batalla energética

AutorJenaro Villamil

El 4 de junio de 2013, cuando se discutías la reforma constitucional en materia energética, Manuel Bartlett Díaz, senador por el Partido del Trabajo (PT) en esa época, advirtió: "Estamos en vísperas del segundo paso del otro gran pacto: romper la propiedad nacional del subsuelo y permitir la entrada de empresas trasnacionales; como antes lo hicieron en la industria eléctrica, ahora con la petrolera". Durante la presentación del libro Estrategia urgente en defensa de la nación, coordinado por él, Bartlett advirtió que la reforma energética de 2008 emprendida por el gobierno de Felipe Calderón "fue derrotada, pero eso no se supo; tenían el control de la opinión pública nacional".

Y advirtió: "Ahora están listos para volver a hacerlo. Los tres partidos firmantes del Pacto por México tienen mayoría para reformar la Constitución. El verdadero pacto es con el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y con el Woodrow Wilson Center. La mano y el interés manifestado por múltiples instancias de apoyo y promoción de sus intereses en el país".

El coordinador de la entonces raquítica bancada del PT -aún no se fundaba el Movimiento de Regeneración Nacional- citó el documento del ITAM y del Woodrow Wilson International Center titulado Un nuevo comienzo para el petróleo mexicano: principios y recomendaciones para una reforma a favor del interés nacional.

Las sugerencias de ese documento se cumplieron cabalmente; igual sucedió con los planes de otro memorándum de 31 cuartillas elaborado por el senador estadunidense Richard Lugar, republicano de Indiana y experto en asuntos energéticos, fechado el 21 de diciembre de 2012, quien recomendó aprovechar la negociación de los Acuerdos Transfronterizos de Hidrocarburos (ATH) para lograr una "reforma profunda" en materia energética en México.

Ese documento fue citado por el propio Bartlett en la tribuna del Senado. La parte medular de la sugerencia de Lugar consistía en reformar Pemex para que Estados Unidos pudiera trabajar en sociedad con la empresa pública, no sólo en contratos de servicios.

El legislador poblano quería contratos para aprovechar la renta petrolera mexicana. Para ello se necesitaba modificar el artículo 27 constitucional y generar una serie de leyes secundarias para quitarle a Pemex el monopolio de la exploración y producción de hidrocarburos.

"Ese es el nombre del nuevo juego", advirtió Bartlett.

El punto medular de los ATH era la creación de los contratos de "unitización", que se tradujeron en contratos de producción compartida (APC, por sus siglas en inglés), en los que las compañías involucradas desarrollan conjuntamente un proceso para distribuir riesgos.

"Las reformas energéticas y eléctricas determinarán en qué medida México será parte de la futura seguridad energética de Estados Unidos", según el documento del senador Lugar citado por Bartlett. El acuerdo ATH fue avalado por el Senado de Estados Unidos el 19 de diciembre de 2013, la misma fecha en la que...

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