"El juramento", de Ignacio Solares

AutorFrancisco Prieto

Pero un autor es siempre el mismo y otro, y en las obras de Ignacio Solares ha estado presente siempre el yo-mismo y el yo-otro; la vigilia y el sueño como un buen descendiente del surrealismo que sabe que la identidad inestable se vive y se construye sobre una radical, misteriosa, casi inaprehensible mismidad. En sus obras el principio de no contradicción de los pensadores occidentales va de consuno con el encuentro de los contrarios del mundo oriental, tan entrañablemente próximo de la mente multi-dimensional de los maestros mesoamericanos, en su caso de sus paisanos tarahumaras. (No hay que olvidar que Solares ha sido también el autor de una novela entrañable que reúne a tarahumaras y jesuitas, No hay tal lugar.)

El protagonista-narrador de El juramento es un adolescente, ese momento en la existencia en que el hombre es prisionero de sus sueños que le abren las puertas de la libertad. Un joven tocado por esa sensación que, creo, hermana a los grandes novelistas: la realidad no es tal si no la nombro, de donde nace un enamoramiento del absoluto, la necesidad de una verdad que fundamente y dé sentido a nuestro camino. Ya lo intuyó Léon Bloy: "Sólo hay una tristeza, no ser santos". El novelista carga así sus obras como el Cristo la Cruz.

El protagonista-narrador vive enamorado de la idea y la vivencia de Dios pero, educado en un colegio jesuita, se resiste al Dios-persona, a Dios encarnado, a Cristo Dios uno con el Padre. Pero es un novelista, no un filósofo ni un político, permanece en esa verdad que porta más de un rostro. Qué dicha tan grande poder creer sin fisuras en que Cristo es Dios, que su muerte y resurrección dan consistencia y sentido a la humanidad toda. Y en la vida de pulsiones de su ser adolescente, cede al encanto de Merton, de Jäger, de esa participación en la divinidad como las gotas de agua se vuelven una con el mar. Y, sin embargo, "amo a Cristo como fundador de la religión más humana que hayamos podido concebir".

Pero el protagonista-narrador es, en rigor, un poeta en ciernes, un hombre que no se halla en su casa, demasiado sensible a la vulgaridad de sus padres, a la vida sin matices de los simples, un hombre que quiere...

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