Legalidad y pobreza

AutorMarta Lamas

Me sorprende que alguien como AMLO, que basa su argumentación política en lo que necesitan los pobres, no vea la conexión de su proyecto con el respeto a la legalidad.

Paolo Flores D'Arcais, un filósofo italiano que afirma que "la legalidad es el poder de los sin poder", señala que la legalidad en sí misma no es justicia social, sin embargo, desaparecen muchas injusticias sociales cuando la ilegalidad es perseguida de forma sistemática. Muchas personas luchamos para que se aprueben leyes que realmente tiendan a solucionar problemas, pero la lucha por una sociedad más justa se debe apoyar en la legalidad. Luchar por leyes más justas va de la mano de cumplir con las leyes que existen y, obvio, exigir que los políticos, legisladores y funcionarios las cumplan.

No se puede llegar a ser una nación justa y democrática sin el respeto a la ley. Aunque muchas leyes no nos gusten, aunque con frecuencia el funcionamiento de algunas instituciones burle la ley, y aunque varios de nuestros representantes nos decepcionen por su falta de respeto a la legalidad, el cumplimiento de la ley es una de las pocas garantías frente a la arbitrariedad o impunidad de los poderosos.

En México parte de la falta de confianza ciudadana en la ley tiene que ver con los "albazos" legislativos, que son una forma mañosa y secreta de tomar decisiones políticas que afectan a todas las personas. Estas prácticas "en lo oscurito", que han deteriorado la confianza en el sistema, son parte de la cultura nacional, y no sólo de la cultura política. En El tejido social en las calles sin nombre (Ti-rant lo Blanch, 2021), un libro producto de una investigación acerca de la violencia cotidiana en México, Emiliano Duering y Leticia Cufré dicen que "el secreto parece ser condición de posibilidad tanto de la impunidad como de la corrupción, así como los callejones oscuros son el marco perfecto para los delitos de todo tipo". Lo "oscurito", la falta de información y de transparencia, tiene repercusiones en la convivencia social. Fernando Escalante considera que "es un rasgo fundamental del espacio público mexicano la convicción de que lo que verdaderamente sucede permanece oculto, no se puede ver pero es indudable que está ahí. Todos los actores lo toman como punto de partida y tratan de aprovecharlo". El ocultamien-to, el engaño, el secreto, nos lastiman y vulneran nuestra democracia; provocan sospechas y quiebran la credibilidad.

¿En qué otra cosa podríamos fundar y sostener la democracia...

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