El levantamiento zapatista bajo la óptica de Salinas de Gortari

AutorCarlos Salinas De Gortari

Serían casi las tres de la mañana del sábado primero de enero de 1994 cuando sonó el teléfono en mi recámara. Estaba en la residencia oficial de Los Pinos y la llamada era del general de división Antonio Riviello Bazán, secretario de la Defensa Nacional. Su voz mostraba una enorme tensión. Sólo por su tono supe que era una llamada de alarma. Sin preámbulos, me informó que la ciudad de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, había sido ocupada por un grupo guerrillero fuertemente armado. Me concentré para escucharlo. Mi estado de ánimo transitó de la sorpresa a la preocupación, y de ahí a la duda. ¿Un grupo guerrillero que ocupa una ciudad? Ésa era una sorpresa. La preocupación apareció ante un riesgo mayor e inmediato: el de cobrar vidas humanas en caso de responder militarmente. Rivie-llo me informó que el grupo tenía tomada una gasolinera a la entrada de la ciudad y que amenazaba con hacerla explotar si el Ejército intentaba entrar. De inmediato surgió la duda: ¿qué hacer? Procuré organizar mis ideas. Le ordené al General Rivie-llo que no los atacara para no poner en riesgo a la población civil. Al mismo tiempo, le pedí que reforzara la zona con efectivos de otras regiones militares del país, ante la posibilidad de otros ataques. Riviello me comentó que se trasladaría de inmediato a Chiapas y más tarde me informaría con todo detalle lo que sucedía.

Al concluir la conversación con el secretario de la Defensa, muchos pensamientos me vinieron a la mente. Desde la represión del movimiento estudiantil de 1968 y el ulterior aniquilamiento de los grupos guerrilleros en los setenta, en México no sucedía algo así. Conforme consideraba las circunstancias, volví la vista a mi alrededor y a mi interior.

Había llegado a la habitación casi una hora antes, después de haber compartido la cena de año nuevo con mi familia y un grupo de amigos. Me había retirado después de la media noche, pues la agenda de actividades del inicio de año era intensa: incluía diversas reuniones de trabajo en la capital y varias giras internacionales. Semanas antes, en la última quincena de noviembre, había concluido el proceso de ratificación del TLC y ese primer día de 1994 entraba en vigor. También en noviembre el PRI había postulado a su candidato a la presidencia. En diciembre yo había permanecido casi dos semanas fuera del país en una gira de trabajo por la República Popular China y el Japón, naciones clave para nuestro proyecto de diversificar nuestras relaciones con el...

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