La libertad de la boa

AutorFabrizio Mejía Madrid
  1. Empecemos por el principio: el concepto de libertad no es absoluto, sino que es contestable, contiene una capa de valores que dependen de quién la reclama, contra quién y para qué. En la fórmula más sencilla, del filósofo Gerald MacCallum: X es libre de Y de ser o hacer Z. Los neoliberales entendieron esto de una forma negativa: en la medida en que nadie interfiera con lo que quiero hacer o ser -las "regulaciones", las leyes- tengo libertad. Eso incluye, por supuesto, comprar un arma, una empresa contaminante o que usa trabajo infantil. El que puede hacer y ser sin interferencias es un autócrata. Si pensamos ahora desde el otro lado, del democrático, la libertad no dependería de que los otros no interfieran, sino de la interacción con ellos para definir los límites de su poder. Esa libertad es ciudadana. Cuando los filósofos británicos hacen la diferencia entre "liberty" y "freedom", separan un área de autonomía y de participación en asuntos públicos de la otra, la de la voluntad de desear, que en el caso del Occidente actual es tener cosas y dinero. Una es creación de los ciudadanos griegos de la polis y la otra de los eremitas cristianos que autoindujeron un diálogo, el Yo y el mí mismo. De la creación griega apareció la libertad como política y de la cristiana, por ejemplo en San Pablo, la voluntad entre elegir el bien y el mal. Son dos tipos de concepciones de libertad. Y es que, a pesar de que los "intelectuales" del neoliberalismo lo hicieron pasar por bueno, la libertad política y la del comercio no sólo no nacieron juntas, sino que, al desarrollarse, chocan. El Estado interviene para garantizar el piso parejo que les permita ser libres a los más vulnerables, es decir, que puedan liberarse de las urgencias de la mera supervivencia, tengan opciones y, entonces, puedan hacer elecciones de otra vida. Para los dueños, esa intervención del Estado limita sus propias libertades de expandirse. El credo liberal, el del siglo XVIII y XIX, decía que la libertad empezaba donde terminaba la política y, por lo tanto, se trataba de liberarse de la política. Del Estado sólo se requería que diera "seguridad". Y la libertad no era ni siquiera un objetivo, sino la no interferencia para dejar correr las actividades económicas, según ellos, la única y verdadera meta de toda sociedad.

  2. La libertad no es absoluta sino re-lacional. No preguntas si Fulano es libre sino si es libre para qué o de quién. Liberarse de... y libertad para... dependen de cuál es...

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