Sin límites, el imperio actual de los Hank

AutorArturo Rodríguez García

Los descendientes de Carlos Hank González, El Profesor, el extinto líder del llamado Grupo Atlacomulco con el que se identifica al presidente Enrique Peña Nieto, consiguieron lo que ningún clan empresarial pudo en un solo sexenio: convertirse en uno de los principales constructores de obra, así como consolidar su presencia en los ramos energético, hotelero, del transporte y, por si fuera poco, convertirse en un gigante financiero.

El miércoles 25, el Grupo Financiero Interacciones, presidido por Carlos Hank Rhon, y el Grupo Financiero Banorte, a cargo de su hijo Carlos Hank González, emitieron sus respectivos comunicados para anunciar que habían celebrado un contrato marco de fusión. De aprobarse por sus respectivas asambleas de accionistas, así como de las autoridades regulatorias del sector, los Hank serán los banqueros mexicanos más poderosos del país.

La suma de los dos bancos formaría al segundo grupo financiero del país, número uno en gestión de afores, pero sobre todo la familia Hank se convertiría, ya bajo una misma figura -Banorte-, en el principal acreedor del sector público en México. Separados a pesar del parentesco, Banorte es hasta ahora el segundo acreedor en importancia de la deuda subnacional -es decir, la que contraen estados y municipios- al concentrar 22.81% de la cartera de deuda gubernamental, sólo superado por BBVA Bancomer, que posee 24.37%. Interacciones, con 15.29%, ocupa el tercer lugar entre los bancos prestamistas del gobierno, de manera que, al fusionarse Banorte con Interacciones, acapararán más de 38% de la deuda.

Si ese proyecto se concreta, los Hank serán los acreedores de más de la tercera parte de las deudas de los gobiernos estatales y municipales y que, en diferentes casos, mantiene comprometidas las participaciones federales, o bien los ingresos por impuestos locales hasta por 25 años, como constató Proceso al revisar 57 contratos, un universo pequeño para las más de 5 mil líneas de crédito abiertas en estos años, según un informe de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, cuya copia tiene este semanario.

La dinastía

Carlos Hank González -el tercero de la dinastía-, es nieto del Profesor y del magnate regiomontano Roberto González Barrera, El Maseco, el hombre que a partir de la harina de maíz construyó un imperio que le permitió desarrollar Banorte.

Se convirtió así en uno de los herederos de dos de las más grandes fortunas del periodo posrevolucionario. Su despegue en el mundo de los negocios inició a partir del 2000 cuando, a los 29 años, asumió la dirección de Interacciones, durante un periodo en el que incrementó la cartera de clientes gubernamentales, declaradamente la especialidad de esa institución, tanto que 93.37% de su cartera cuenta con fondos federales y estatales como fuente de pago.

Fue a mediados de 2014 cuando regresó el control de Interacciones a su padre, para asumir la presidencia y dirección general de Banorte. Invariable, el crecimiento de Interacciones fue sostenido a una tasa anual de crecimiento compuesto de 16.57% entre diciembre de 2012 y...

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