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PARECE que Alejandro Aura no andaba tan errado al renunciarle al Peje.

Cuando dejó el Instituto de Cultura, el escritor argumentó que lo habían dejado sin lana.

Andrés Manuel salió al paso y dijo que lana sí había, que no se hiciera pato.

El asunto sale de nuevo a la palestra en virtud de que uno de los espacios culturales más importantes está en la mira del jefe de gobierno.

Se trata del Faro de Oriente, abierto hace un año para el trabajo con jóvenes de escasos recursos.

El taller estaba jalando a todo dar, pero de buenas a primeras le dijeron que si sabían contar... no les alcanzaría la lana.

Uno de los sectores más afectados con el cierre parcial es el de los chavos banda, que habían encontrado un espacio para sus expresiones.

Si a eso se suma la clausura de El Circo Volador en la Venustiano Carranza, que era otro de sus espacios, se podría pensar que esos chavos no brincan en el petate de Andrés Manuel.

Aunque, para ser justos, lo del Circo Volador corresponde más a la jefa delegacional panista Guadalupe Morales, quien de plano se niega a abrirlo.

POR cierto que, sobre este tema, un rumor nada bueno anda en el ambiente.

Dicen los enterados que, en el fondo, el cierre parcial del Faro de Oriente trae cola.

Que la restricción presupuestal es nada más el primer paso para su cierre definitivo.

Y todo porque, aseguran, la gente del gobierno le ha echado el ojo para que ahí se instale una de las prepas del DF prometidas por Andrés Manuel.

Si así fuera la cosa, bonito asunto el de abrir un hueco para tapar otro, porque sería un espacio menos para la banda.

OTRO chisme que anda circulando en la jefatura de gobierno es el enojo del Peje.

Dicen que todavía no digiere el asunto...

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