Línea 10

Parece que, en el México de la 4T, más vale ser mafioso, o familiar de un narcotraficante que empresario o emprendedor para ser atendido con celeridad por los más altos niveles de gobierno.

Mientras empresarios de todos los niveles resienten la aplicación de medidas que ponen en riesgo inversiones y provocan el cierre de empresas sin tener siquiera la oportunidad de exponer su caso ante las autoridades competentes, Andrés Manuel López Obrador la anda haciendo de Abogado del Diablo.

Así lo hizo con la mamá de Joaquín El Chapo Guzmán, a quien le consiguió una visa humanitaria para ir a visitar a su hijo preso en EU después de aquel famoso "encuentro" en el que se bajó de su camioneta para ir a saludarla.

Y el viernes el Presidente pidió a su secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, atender a Florian El Tiburón Tudor, identificado como el líder de la mafia rumana dedicada a clonar tarjetas bancarias. ¡Ah... quién fuera capo para que le hicieran caso en Palacio Nacional!

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