Locura y cambio

AutorJohn M. Ackerman

"Hay que ser muy cautos de no caer en esa locura de las redes sociales... muchas veces se convierten en un manicomio", comentó hace unas semanas el periodista Leo Zuckermann. "Cuando leo algunas barbaridades que dicen en Twitter, una parte de mí dice: entiendo por qué ganó López Obrador", remató Juan Pardinas, el nuevo director editorial del periódico Reforma.

Zuckerman y Pardinas emitieron sus opiniones a raíz de la contundente defensa en redes al comentarista Gibrán Ramírez frente a las agresivas descalificaciones de Denise Dresser emitidas en un programa de Televisa.

Quienes despotrican en contra de la "locura" ajena típicamente no hacen otra cosa que evidenciar su propia falta de comprensión de una situación. Decir que alguien o algo está loco es simultáneamente descalificar al interlocutor y confesar que tu capacidad de razonamiento no se encuentra suficientemente desarrollada como para entender lo que realmente está pasando bajo la superficie.

Don Quijote tenía el aspecto de un "loco", aunque sus luchas, reflexiones y acciones demostraban que su mirada era en realidad mucho más profunda que la de los demás. Hamlet fingía ser un "loco" precisamente con el fin de evitar ser descubierto en el sentido profundo de sus estratagemas. Cuando las cosas están de cabeza, los "descerebrados" muchas veces son los únicos que cuentan con la visión necesaria para transformar el mundo.

Figuras supuestamente "cuerdas" como el Subcomandante Moisés, Zuc-kermann y Pardinas no se dan cuenta de que no se dan cuentan de la nueva realidad que se encuentra en proceso de construcción frente a sus propios ojos. En lugar de entrar en un diálogo franco con López Obrador y con los millones de mexicanos que lo apoyan, incluyendo millones de indígenas, no pocos televidentes de Televisa y muchos lectores de Reforma levantan sus brazos con desesperación y, desde una posición de supuesta superioridad moral, señalan con su dedo acusador al nuevo presidente de la República como un "loco".

La crítica frontal a los proyectos y las acciones del nuevo jefe del Estado mexicano es perfectamente legítima y saludable en el nuevo contexto democrático que se vive en la nación. Todos y cada uno de los proyectos e iniciativas del nuevo gobierno deberían ser sometidos al escrutinio público, incluyendo la Guardia Nacional, el Tren Maya, el cambio de la ubicación del nuevo aeropuerto, el plan de combate al robo de combustibles, el programa de becas para jóvenes, discapacitados y de la...

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