Logros frágiles, futuro incierto

AutorOlga Pellicer

De ninguna manera desconozco el valor de las políticas de López Obrador que muchos anhelábamos desde hace tiempo. Se ha colocado en el centro de la agenda nacional a las clases marginadas del país, olvidadas o utilizadas sólo para comprar su voto por gobiernos anteriores; se ha dado atención al desarrollo de regiones en las que dominan situaciones de abandono y pobreza; se buscan nuevos términos en la relación con los empresarios que permitan, quizás, una convivencia provechosa entre poder político y económico; se ha puesto fin a la ostentación, la frivolidad y los privilegios de la clase política tradicional; existe un acercamiento entre gobernante y gobernados que no se veía en México desde los años de Lázaro Cárdenas.

Los cambios anteriores no son poca cosa. Pero falta mucho para que sean comparables con los momentos más significativos de la historia nacional, como el restablecimiento de la República en el siglo XIX o la Revolución Mexicana en el siglo XX. Lo logrado hasta ahora es frágil, decidido de manera atropellada y carente de los indispensables mecanismos de evaluación, identificación de errores y rectificación. Por ello puede ser reversible o, peor aún, quedarse en una simple simulación.

Mucho se ha escrito ya sobre los dos problemas que mayormente preocupan a la ciudadanía: la violencia creciente en el país y el estancamiento, cercano a la recesión, de la economía. En el primer caso, dentro de las preocupaciones más frecuentemente expresadas se encuentra la confianza excesiva que otorga el presidente al efecto positivo de sus programas sociales, como "jóvenes construyendo el futuro", sobre el combate a la delincuencia; es probable que así sea, pero estamos lejos de poderlo corroborar. En segundo lugar, se señala la inexistencia de un verdadero estado de derecho en el país y la consiguiente impunidad que la acompaña, sin que semejante problema sea tomado en cuenta en la estrategia para controlar la violencia. Finalmente, no se da suficiente atención a la importancia de la cercanía con Estados Unidos (principal consumidor de drogas) y el tráfico de armas procedente de ese país que tanto fortalece el poder de los diversos cárteles.

A su vez, el problema del escaso crecimiento económico ha encendido un viejo debate sobre si es posible el crecimiento sin desarrollo o viceversa. La respuesta no es fácil porque la historia reciente de México tiene buenos ejemplos de crecimiento sin disminución o, incluso, aumento de la pobreza. Sobre...

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