En la lucha feminista, conceptualizar es politizar

AutorMarta Lamas

Desde hace varias décadas, la denuncia y el combate a la violencia contra las mujeres se ha convertido en la gran batalla de la mayoría de las feministas, las mexicanas incluidas. La existencia de una violencia especial, dirigida a las mujeres, ha monopolizado la reflexión y el activismo feministas. Un triunfo que hay que reconocerle al feminismo es el de haber hecho visible la naturalización social que había en relación a esa violencia contra las mujeres. A medida que las feministas empezaron a denunciar los casos de mujeres violadas, mujeres golpeadas, mujeres asesinadas, y esos casos se empezaron a contabilizar, surgió ante los ojos de la sociedad la magnitud de un problema que se padecía de manera individual. Celia Amorós nombra a este proceso "pasar de la anécdota a la categoría", y deriva de ahí la idea de que "conceptualizar es politizar" (2009:3). Esta filósofa explica que la conceptualización se produce cuando se activa un mecanismo crítico, como el que, al registrar los casos, visualizó la magnitud de dicha violencia.

En América Latina, las feministas que asistimos al Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en 1981 en Bogotá, decidimos establecer un día de lucha para visibilizar esa violencia de la que no se hablaba, y para la cual no había políticas públicas. Así designamos el 25 de noviembre como Día mundial de lucha contra la violencia hacia las mujeres, y años después la ONU retomaría esa fecha y la haría oficial. Esta lucha ha tenido gran visibilidad política y social, y ha contado con un fuerte apoyo de todas las posiciones políticas, de todos los gobiernos y de todas las Iglesias. Ninguna otra causa feminista ha logrado más leyes, recursos y propaganda que la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Esta lucha se ha enfocado no solo en los brutales feminicidos, sino también en las distintas expresiones de la violencia intrafamiliar (también llamada doméstica) e institucional, en la violación y el acoso sexual, y más recientemente, en el comercio sexual y la trata.

Por todo ello, como bien señala Elisabeth Badinter, hay que "rendir homenaje al feminismo actual que le dio a la violación su verdadero significado, que se movilizó ampliamente para sacar a las víctimas de su soledad y de su silencio" (2003a:30).También hay que alabar a las feministas que investigan asesinatos de mujeres, se arriesgan a denunciarlos -y a "contarlos" como señaló Amorós- y así logran que se reconozca el feminicidio como una...

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