Lucila Venegas. Decisiones firmes en la cancha y en la vida

AutorBeatriz Pereyra

Si cuando tenía seis años le hubieran dicho que iba a ser árbitra profesional de futbol, Lucila Venegas no hubiera hecho corajes ni llorado cada vez que su papá y su hermana mayor, Claudia, la arreaban para que fuera a correr al bosque Los Colomos en su natal Guadalajara. Tantos kilómetros acumuló en las piernas y tan buen físico presumía, que 21 años después, en el primer intento, se convirtió en la primera silbante mexicana merecedora de un gafete internacional de la FIFA.

El currículo de Lucila Venegas Montes no da margen a la duda: desde que debutó como profesional en 2008, en el futbol mexicano ha arbitrado 400 partidos en Tercera División, 95 en fuerzas básicas (45 en la Sub-20 y 40 en la Sub-17), 90 en Segunda División, seis en la Liga de Ascenso, uno en la Copa MX y más de 50 en la Liga Femenil. Es la mejor árbitra de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Futbol. Ha pitado en los Mundiales femeniles de Canadá 2015 y Francia 2019, así como en otros tres de categorías inferiores, en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y en los Panamericanos de Guadalajara 2011.

En medio de la pandemia del covid-19 -que recortó los torneos del futbol local e internacional-, Venegas fue reconocida el pasado noviembre con el Premio Nacional del Deporte 2020, más por su trayectoria que por los nueve partidos arbitrados durante el periodo a considerar.

El destino de esta jalisciense de 39 años quedó marcado desde la cuna. El matrimonio Venegas Montes procreó un varón y siete mujeres, una de las cuales, Claudia, fue diagnosticada en la adolescencia con fiebre reumática. Rosario y Salvador pronto entendieron que el ejercicio era vital en el tratamiento de su hija, así es que no hacían más que cruzar la avenida para llegar al bosque Los Colomos, donde, a fuerza de ímpetu y del aliento de su padre, la niña recuperó la salud y se convirtió en una excelente fondista y medio fondista que ganaba carreras aquí y allá.

"Mi papá le decía 'la campeona', eso generaba competencia en mi casa. Yo tenía seis años y escuchaba que sólo a ella le decía así. El deporte estuvo presente desde esa etapa porque a 'la campeona' le gustaba. Ella pedía que nos llevaran a correr a otras dos hermanas y a mí; como le gustaba el ba-let y la gimnasia, también nos metieron a clases y después a natación porque 'la campeona' decía que teníamos que aprender. No me gustaba, pero así llegué al deporte. Ahora lo agradezco porque me dio disciplina y carácter", cuenta Venegas.

La árbitra dice entre risas que todavía conserva fotografías de aquellos tiempos, cuando traía su uniforme y sus tenis de la marca Carrera, los más baratos, con una suela que de tan delgada casi la dejaba embarrada en el asfalto. Era para lo que alcanzaba. En las imágenes se le ven los lagrimones que le sacaba aquel suplicio. Y la voz de su papá repicaba en sus oídos: "No llores, deberías ser como tu hermana; mira cómo corre".

Los Venegas Montes eran de...

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