Lucina Jiménez, por que el INBAL "recupere su misión"

AutorJudith Amador Tello y Niza Rivera

Con 73 años de existencia, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) podría considerarse una institución "añeja" y con muchos problemas a cuestas. Para su actual directora, la antropóloga Lucina Jiménez, la institución fundada en 1946 por Carlos Chávez, sí es añeja, pero es también el "fruto de una epopeya social mexicana del siglo XX", que debe recuperar su esencia, no con mirada nostálgica sino con un enfoque contemporáneo, una renovada forma de gestión y producción artística.

Afirma que cuando asumió el cargo en diciembre de 2018, había participado en varias mesas de análisis que arrojaron un diagnóstico nada favorable. Tan sólo en el ámbito de la educación y la investigación artísticas -uno de los pilares del instituto- concluyó:

"Lo que tiene nuestro país como tal es un conjunto de iniciativas dispersas, no conectadas, en donde la movilidad artística, académica, pedagógica es muy pobre. Nadie sabe, por ejemplo, que la Universidad Autónoma de Colima tiene uno de los mejores diseños de danza... con una visión integradora, transdisciplinar."

En el café del Palacio de Bellas Artes, la tarde del martes 27 de septiembre, con el tiempo justo para incorporarse a una reunión con la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, y otros funcionarios como la subsecretaria de Diversidad Cultural, Natalia Toledo, y Diego Prieto, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Jiménez habla con Proceso de los retos de la institución que ha retomado su nombre de Bellas Artes y Literatura y sus siglas INBAL. Lo cual contrasta con la desincorporación que hizo la Secretaría de Cultura (SC) de la Dirección General de Publicaciones hacia el Fondo de Cultura Económica, encabezado por Paco Ignacio Taibo II.

Adelanta que entre sus proyectos está el fortalecimiento de los mecanismos jurídicos del INBAL en materia de protección del patrimonio artístico; que sea una institución realmente "nacional", a través de la creación de circuitos artísticos; y la creación de un laboratorio de creación y gestión. Habla de la situación laboral y asegura que no se ha despedido a un solo trabajador y anuncia que se está trabajando con las Secretarías de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y de la Función Pública para transparentar sus prestaciones.

Licenciada en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, la exdirectora del Centro Nacional de las Artes (Cenart) y fundadora del Consorcio Internacional Arte y Escuela A. C. (ConArte), comenta que llegó al INBAL luego de trece años de trabajar desde la sociedad civil, y le "costó trabajo" acostumbrarse a "pensar con la lógica de la institución pública".

Sin embargo, recuerda su participación de manera voluntaria y sin la "pretensión de tener un cargo" en las mesas de diálogo con creadores y comunidades artísticas realizadas durante la etapa de transición del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Luego, ya como directora, invitó a los coordinadores de las compañías y grupos artísticos del instituto y a los titulares de museos a reflexionar sobre su presencia en el país. Consideró que el primer reto a lograr es que el instituto sea nacional en tanto que la centralización ha sido una de las críticas constantes, pues su acción se concentra prácticamente en la zona metropolitana:

"El ejercicio fue interesante porque hubo una dosis de realidad. Nos puso frente a la posibilidad de saber dónde había potencialidad para transitar, casi de manera inmediata, al plan nacional, y dónde se...

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