Del lujo de Pemex a la cárcel

AutorAna Lilia Pérez

La gestión de Emilio Ricardo Lozoya Austin, durante tres años y 70 días al frente de Pemex, transcurrió en medio del glamour en parte pagado con la tarjeta ejecutiva de la petrolera. Así como solía usar aeronaves para trasladarse dentro de la Ciudad de México a las oficinas de la petrolera en Marina Nacional o para ir a oficinas privadas en Polanco o a sitios de playa internacionales, en su puesto directivo priorizaba una intensa agenda de viajes y se hospedaba en lujosos hoteles de ciudades europeas o asiáticas.

Pero el jueves 31 de enero de 2013 en las oficinas corporativas de Marina Nacional se registró una detonación que dejó 33 muertos y 128 heridos.

La versión oficial fue que el siniestro lo provocó una acumulación de metano. Esto aconteció mientras Lozoya estaba en Asia, a donde había llegado tras asistir al Foro de Davos, en Suiza; tres días antes del siniestro se había tomado una sel/íe frente a un buque en los astilleros de Busan, Corea. A su regreso a México, el director general de Pemex se limitó a recorrer los escombros y a recibir el reporte del número de muertos y heridos.

Para abril del mismo año viajó a China yjapón. En mayo fue a Colombia, en junio a Rusia y en noviembre a Argentina. Y en 2014 emprendió viajes a Suiza, Japón y el Reino Unido.

En Suiza se hospedaba en The Dolder Grand, un exclusivo cinco estrellas en forma de castillo con vista al lago de Zúrich y los Alpes, y acudía a restaurantes galardonados con los Gault Millau y estrellas Michelin.

También en Davos se hospedaba en el Hilton Garden Inn. En Ginebra, en el Mandarín Oriental, un cinco estrellas de lujo descrito como un encanto suizo "que combina la deslumbrante belleza de las montañas con las increíbles vistas del río Ródano". También en el Four Seasons Hotel, con "una ubicación incomparable a orillas del lago de Ginebra", vistas a los Alpes, pisos de mármol e interiores decorados con antigüedades.

En Viena se hospedaba en el Sans Souci, otro luxury en el centro de la capital austríaca. En Londres optaba por el majestuoso The Dorchester, con habitaciones "de absoluta majestuosidad". O también optaba por el Hilton, donde una noche con vistas al Hyde Park cuesta más de mil libras.

En Japón se hospedaba en el sofisticado The Peninsula Tokyo, clasificado entre los mejores hoteles del mundo, ubicado frente al Palacio Imperial y el Parque Hibi-ya, en el distrito de Marunouchi.

En China prefería el China World Sum-mit Wing, una imponente torre cercana a la ciudad prohibida que, entre otros servicios, ofrece un spa terapéutico basado en la tradición china.

En...

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