A la luz, los secretos de las matanzas de Tamaulipas

AutorMarcela Turati

Salieron en autobuses de pasajeros rumbo a la frontera soñando en su nueva vida, pero regresaron a bordo de un trái-ler con caja refrigerante que los depositó en una morgue. La mayoría de los 196 cadáveres hallados en abril de 2011 en las fosas en San Fernando, Tamaulipas, era de migrantes pobres asesinados a golpes; su vida no valió siquiera una bala. Al gobierno de Tamaulipas le preocupaba que la mala publicidad espantara el turismo y las inversiones. Alguien ordenó sacar del estado los cuerpos para tapar el escándalo.

La información está contenida en la serie de cables desclasificados que funcionarios estadunidenses enviaron de México a Washington entre 2010 y 2012. En esos reportes queda claro que el gobierno mexicano estaba al tanto de los crímenes que cometían Los Zetas en San Fernando desde antes de la masacre de los 72 migrantes de agosto de 2010 y del hallazgo, al año siguiente, de las fosas comunes.

Los informes, obtenidos por la organización National Security Archive (NSA) con base en la Ley de Libertad de Información de Estados Unidos (FOIA, por sus siglas en inglés), revelan la colusión de funcionarios municipales, estatales y federales mexicanos con los criminales (la sospecha incluye a los exgobernadores Manuel Cavazos Ler-ma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores); la presencia de feaibiles en la zona y la petición de ayuda a Washington por parte de la cancillería mexicana para salvar la popularidad de Felipe Calderón, desplomada por aplicar una estrategia de combate contra las drogas (cofinanciada por Estados Unidos) que los mexicanos, y los propios funcionarios estadunidenses, consideraban como generadora de violencia.

Los reportes diplomáticos -confeccionados por distintas dependencias a partir de informantes, funcionarios mexicanos, análisis y notas de prensa- muestran que los cárteles controlaban parte de Tamaulipas, el sufrimiento de la población, el sometimiento de la prensa y la pantomima de un gobierno que simulaba llevar las riendas.

El investigador Michael Evans, del NSA, publicó los primeros documentos en el blog de la organización para mostrar el intento del Estado mexicano por minimizar su responsabilidad ante los crímenes. Nuevos cables proporcionados a Proceso completan la película de horror que vivió Tamaulipas apenas el sexenio pasado.

El reporte clasificado con los números 20100416 (clave que indica el año, el mes y el día de ese escrito del 16 de abril de 2010) señala que marzo, con sus 900 homicidios a escala nacional, fue uno de los más sangrientos y que los funcionarios mexicanos no anticiparon la escalada de violencia cuando el Cártel de Los Zetas se lanzó a controlar las lucrativas plazas del noreste.

Durante febrero y marzo el consulado de Matamoros, ciudad fronteriza con Brownsville, Texas, informó que la ruptura del Cártel del Golfo (CDG) con sus anteriores aliados provocó que la población fuera castigada sólo por vivir en lugares controlados por rivales. A cada golpe le seguía una venganza. (20100325)

El pánico se apoderó de Ciudad Victoria -capital del estado-, Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, y los...

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