El machismo es curable

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- Mauro Vargas se ve radiante. No es para menos: su labor de 15 años al frente de Gendes -Género y Desarrollo, asociación que lucha contra la violencia de género- acaba de recibir un reconocimiento internacional. El 19 de junio este sociólogo y psicoterapeuta mexicano, tan dinámico como entusiasta, fue galardonado por la Fundación Kering, del poderoso grupo empresarial francés homónimo, junto con seis mujeres comprometidas también en la lucha contra la violencia de género en sus países: Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Francia y dos en China, una en Hong Kong y otra en Beijing.

"Debo confesar que durante la ceremonia de entrega de los premios llamé la atención general por ser el único hombre del grupo", comenta Vargas divertido. "De hecho, es la primera vez en la historia de los Kering Foundation Awards que se recompensa a una asociación que interviene esencialmente con hombres, aunque no exclusivamente, para erradicar la violencia de género."

Como explicó a la corresponsal Céli-ne Bonnaire, delegada general de la Fundación Kering, entre los distintos criterios tomados en cuenta para otorgar el Premio Kering destacó, por supuesto, el impacto social de la acción de Gendes, pero también el itinerario personal de su fundador y director general.

Nacido en Ensenada en 1965, Vargas se mudó a la Ciudad de México para estudiar sociología en la UNAM. "Estaba metido de lleno en la carrera cuando descubrí una materia optativa, cuyo título -Problemas sociales de la mujer- me enojó profundamente. '¿Qué es ese rollo de problemas sociales de la mujer?', pensé. '¿Acaso los hombres no tenemos también broncas sociales?'.

"Me inscribí al curso con la intención de cuestionar e inclusive destrozar ese planteamiento. ¡Quería armarle una buena bronca a la catedrática que enseñaba semejante babosada!

"Ese título era un verdadero desafío para el macho que yo era entonces. Llegué sumamente agresivo el primer día del curso.

"La materia la impartía la doctora Esperanza Tuñón Pablos, quien actualmente es investigadora en El Colegio de la Frontera Sur. El curso duraba seis meses y esos seis meses cambiaron mi forma de estar en el mundo. La doctora Tuñón trastornó mi vida. Me llevó a cuestionarlo todo. Me abrió los ojos sobre el origen y la naturaleza de nuestra cultura machista.

Enseñaba con gran talento pedagógico. No señalaba a los hombres como malos ni como enemigos. Contextualizaba todas las formas de la violencia contra las mujeres y nos hacía ver que ser agresores también nos afecta a nosotros, los hombres. Insistía en la necesidad de reflexionar a fondo sobre la condición masculina. Esa materia fue un parteaguas en mi existencia.

A Vargas se le abrió el horizonte y descubrió a los precursores europeos, estadunidenses y mexicanos que cuestionaban la cultura machista. Lo apasionó su búsqueda de formas alternativas de mascu-linidad. Devoró sus libros. Se empapó de sus experiencias.

"A escala global, los primeros grupos de hombres que empezaron a reflexionar sobre estos temas aparecieron hace 50...

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