¡Yo también estoy hasta la madre…!

AutorAlejandro Gutiérrez

Madrid.- “¡Yo también estoy hasta la madre!”, exclama indignado el sacerdote Alejandro Solalinde al enterarse del asesinato del hijo de Javier Sicilia. Transcurre el minuto 45 de una entrevista con Proceso y pierde el tono mesurado, se quita los lentes y se cubre la cara con las manos.

“¡De verdad estoy hasta la madre! Tengo ganas de que haya una gran movilización civil; México se merece un cambio”, afirma el director del albergue Hermanos en el Camino y miembro de la Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana, quien desconocía la noticia del crimen porque lleva días recorriendo Europa y el noreste de África.

Solalinde hace un balance de su viaje:

“Me ha servido para saber que nuestros esfuerzos por proteger a los migrantes tienen apoyos y observadores entre organismos civiles de muchos países y también en instancias internacionales.

“Pero también me llenó de tristeza, frustración y desilusión el papel de los 20 cosmetólogos del gobierno de México que vinieron a Ginebra a hablar ante la ONU de un país que no es real, ese que describieron no existe porque afirman que se respetan los derechos humanos, incluidos los de los migrantes, que no hay impunidad y que los retos ya los han solventado.

“Funcionarios de la Unión Europea en Bruselas me dijeron: ‘Si México quiere que tengamos esa imagen de él, nosotros no tenemos por qué no usar esa imagen, aunque no estemos del todo convencidos’. A eso en México se le llama darle el avión”, asegura en la entrevista con Proceso en las oficinas de Amnistía Internacional, en la capital española la tarde del jueves 7.

–Tras cinco años de lucha, con los secuestros de migrantes creciendo y enfrentándose a la negligencia del gobierno, ¿qué balance hace del gobierno de Calderón?, ¿puede hacer algo en el año de gobierno que le queda o pasará como el presidente antiinmigrante?

–Ya es demasiado tarde para cambiar las cosas. Él y todos (los políticos) están enfocados a 2012, están en el canal electoral; lo único que esperaría es que no obstaculicen ni dilaten la nueva ley migratoria. Por lo demás, México y la sociedad civil sabrán en qué lugar colocan a cada quien en las elecciones. Pobre México.

–Usted es hombre de fe, pero…

–Tengo que serlo, pero francamente no hay mucha tela de dónde cortar. Felipe Calderón ha sido un presidente antiinmigrante. Tengo mucho con qué argumentar: su amiga de la infancia, María Mercedes Gómez Mont, hermana del exsecretario de Gobernación, como delegada del Instituto Nacional de Migración (INM) en Oaxaca hizo sufrir muchísimo a los migrantes y a nosotros (del albergue). Y ahora la tenemos como delegada en Chiapas, es la que está al frente de la actual ofensiva contra los migrantes en esa zona, lo cual me provoca mucha desazón.

–¿Por qué lo dice?

–Los mayores atropellos a los derechos de los inmigrantes se dieron cuando ella estuvo en el...

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