Magistrados en la mira

AutorJohn M. Ackerman

Es falso que toda la carga de la prueba se encuentre del lado de quienes impugnen los resultados de la elección. Así como López Obrador debe ofrecer evidencia que sustente sus acusaciones con respecto a la defraudación de la voluntad popular, tanto el IFE como el TEPJF también tendrían que demostrar sus dichos sobre la supuesta limpieza del proceso electoral. No sería ni jurídicamente ni políticamente aceptable que los magistrados se limitaran a simplemente desechar y desestimar los argumentos del Movimiento Progresista. Si quieren producir un fallo que sea no solamente legal, sino también reconocido como legítimo por la población, los juzgadores electorales deben esclarecer la verdad sobre el proceso electoral.

El TEPJF cuenta con amplias facultades para discernir si la elección presidencial cumplió cabalmente con el principio de "autenticidad" plasmado en el segundo párrafo del artículo 41 de la Constitución. Por ejemplo, de acuerdo con el artículo 14 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral (LGSMIME), el TEPJF puede "ordenar el desahogo de reconocimientos o inspecciones judiciales, así como de pruebas periciales". El artículo 21 de la misma ley señala que el presidente del TEPJF de manera unilateral cuenta con la facultad de "requerir a las autoridades federales, estatales y municipales, así como a los partidos políticos y particulares, cualquier elemento o documentación que, obrando en su poder, pueda servir para la sustan-ciación y resolución de los medios de impugnación". El mismo artículo autoriza al magistrado presidente a "ordenar que se realice alguna diligencia o que una prueba se perfeccione o desahogue". El artículo 23 también ordena al TEPJF "suplir las deficiencias u omisiones en los agravios" incluidos en el juicio de las partes. Y el artículo 9 señala que el TEPJF está obligado a requerir las pruebas solicitadas por las partes pero que no hayan sido entregados a tiempo por las instituciones correspondientes, como el IFE, la FEPADE o la Secretaría de Hacienda.

En otras palabras, si los magistrados deciden no llegar al fondo de los casos de Soriana y de Monex y se hacen de la vista gorda ante el evidente sesgo mediático y el fraude de las encuestadoras, no será porque no pueden hacerlo, sino porque simplemente no quieren. Tal actitud podría ser conveniente desde el punto de vista de cuidarle el "triunfo" a Peña Nieto, pero podría costarle muy caro al país si el desenlace es otro presidente...

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