La mala política y la codicia acaban con la Selva Lacandona

AutorArturo Rodríguez García

MARQUÉS DE COMILLAS, CHIS.- David Marroquín pasó 15 años como trabajador migrante, primero en Tijuana y después en Estados Unidos, antes de regresar a Galazia, la comunidad ejidal que su abuelo fundó con otras personas en 1973, acogido al programa de ocupación territorial que impulsó el gobierno de Luis Echeverría y que atrajo a cientos de familias de diferentes zonas del país a la Selva Lacandona, en la zona fronteriza con Guatemala.

Por un sentido de supervivencia, el abuelo y su familia decidieron conservar un área importante de la selva, pues, incomunicada y sin carreteras como estaba la zona, esa espesa vegetación podía proveer de madera para las viviendas y de alimentos mediante la caza.

Los nietos no podían avanzar en cultivos y potreros, y la tierra era insuficiente. David debió emigrar. Fue hasta casi 30 años después de la fundación de Galazia cuando los ejidatarios supieron cómo aprovechar, a través del ecoturismo, la selva conservada: con apoyo de fundaciones privadas construyeron sobre un decaído chilar el hotel El Canto de la Selva y pusieron al frente a David, que ahí se quedó porque "la tierra llama".

El hotel se ubica en la ribera del río La-can tún, que circunda la Reserva de la Biósfera de Montes Azules, pero fuera de ésta. Montes Azules alberga la selva húmeda virgen, que cada cierto tiempo enfrenta la presión de grupos agraristas que pretenden devastarla.

En el último semestre del año, esas presiones suscitaron declaraciones oficiales que, para David y los habitantes de este ejido enclavado en el municipio de Marqués de Comillas, se tradujo en cancelación de reservaciones.

El pasado 1 de noviembre la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) sostuvo una reunión con autoridades de la llamada Comunidad Lacandona, integrada por representantes de los pueblos tzeltal, chol y lacandón que habitan la zona y que juntos forman el consejo de Bienes Comunales de la Comunidad Lacandona (BCCL).

En un comunicado la dependencia informó de un "fructífero encuentro" presidido por su titular, Víctor Manuel Toledo, en el cual se reconoció la "legal y legítima" posesión de las tres representaciones indígenas sobre Montes Azules.

"Las autoridades federales -prosigue el comunicado- presentaron los resultados de los acuerdos logrados con 34 asentamientos y ejidos irregulares ubicados en diversos puntos. Afirmaron que se han hecho acuerdos en casi la totalidad del polígono original, y propusieron concluir ese proceso agrario de regularización que tras casi cinco décadas ha sido motivo de innumerables conflictos, para pasar después a implementar acciones de conservación ambiental y rescate social".

Más que resolver conflictos, la posición de Toledo los aumentó: primero, porque históricamente Montes Azules pertenecía al pueblo lacandón, pero el secretario reconoció a tzeltales y choles con la posesión -como parte de BCCL-, otorgando legitimidad a un representante lacandón que fue elegido por los dos primeros pueblos y no por el que se supone representa su etnia.

Además, el comunicado del 1 de noviembre...

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