Mala semana para "El Chapo": dos testimonios letales

AutorJ. Jesús Esquivel

NUEVA YORK.- La responsabilidad de Joaquín Guzmán, El Chapo, en la tortura y asesinato de tres personas; la de su esposa, Emma Coronel, en la fuga de su marido del penal del Altiplano; y la de los hijos del capo en el asesinato del periodista Javier Valdez Cárdenas, fueron las últimas piezas de la estrategia del gobierno de Estados Unidos para fortalecer su acusación de narcotráfico y lavado de dinero contra el sinaloense.

Luego de 34 audiencias en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, donde tiene lugar el juicio contra El Chapo, el Departamento de Justicia movió una pieza demoledora para inculparlo, al exponerlo ante el jurado como un asesino inmisericorde.

El pasado jueves 24, en el desfile de testigos de la fiscalía, se presentó Isaías Valdez Ríos, Memín, exmilitar mexicano, sicario, piloto y quien fue secretario particular de Guzmán.

-Señor Valdez, ¿en alguna ocasión, cuando trabajaba para el acusado, fue testigo de actos de violencia cometidos por él? -preguntó Nardozi.

-Así es -respondió Memín con rostro sonriente.

Pese a las objeciones del abogado Eduardo Balarezo, uno de los tres defensores de Guzmán, Cogan permitió que el sicario describiera detalladamente los homicidios presuntamente cometidos por El Chapo.

"Estábamos en un pueblo que se llama Bastantitas, en Durango. El señor Guzmán realizó una llamada y al terminar, nos informó que iban a traer un arete", narró tranquilamente el exsecretario del Chapo.

"Arete" o "dedo", explicó el testigo, son palabras de la jerga del narcotráfico para llamar a un soplón o a alguien que traiciona a la organización criminal a la que pertenece.

Memín dijo que ese "arete" llegó en avión a la sierra de Durango y ya había sido torturado. "Estaba todo quemado con una plancha de ropa; traía una camiseta que la tenía pegada toda en el cuerpo", narró el testigo.

Los miembros del jurado escuchaban atentamente al exmilitar, quien acotó que su expatrón interrogó al supuesto miembro de los Arellano Félix.

Luego de unos días de cautiverio, El Chapo y sus pistoleros se movieron a otro rancho. Al cautivo lo metieron en un gallinero del lugar al que se mudaron. Transcurrieron otros tres días; Memín afirmó que el cautivo ya se estaba "pudriendo en vida" y "apestaba".

Entonces El Chapo mandó que lo llevaran a otro lugar, mientras en el cementerio del pueblo, Memín, y otros sicarios cavaban una fosa, a orillas de la cual llevaron al torturado.

"El señor Joaquín tenía una pistola pequeña, calibre .25", anotó el testigo de la fiscalía. "Se arrimó el señor Joaquín Guzmán y lo empieza a interrogar nuevamente. El Chapo agarró la pistola y le disparó. ¡Pum! 'A chingar a tu madre', dijo". El exmilitar añadió que el secuestrado aún vivía cuando lo cubrieron con tierra.

Los...

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