Las mañas de Pyongyang

AutorAdrián Foncillas

BEIJING.- Corea del Norte es el país más sancionado del mundo y el mejor ejemplo de la inutilidad de las sanciones. La casuística ha fijado una sucesión inalterable de actos: misil o ensayo nuclear, condena internacional, reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU y aprobación de nuevas sanciones.

El plan falla porque el aislamiento no sirve con unos líderes con vocación para la incomunicación y el asedio. Además, una conjunción de factores internos y externos explica su ineficacia. Por un lado, Corea del Norte "deriva" los efectos a sus sufridos subditos, mientras cuida a la élite para asegurarse su fidelidad. Y por otro, el cumplimiento de las sanciones por la comunidad internacional queda trabada por la falta de medios, de voluntad política o de ambos.

Los castigos económicos son una herramienta habitual de la diplomacia internacional, a pesar de que los expertos advierten sobre su falta de resultados en entre 65% y 95% de los casos.

Corea del Norte es un epítome de ese fracaso. Las puniciones buscan ahogar la economía nacional, modificar el comportamiento de su gobierno y, en último caso, debilitarlo para provocar su cambio. El último punto es actualmente tan improbable como lo fue cuando el abuelo de la dinastía, Kim Il-sung, fundó el país hace más de medio siglo. Ni siquiera las hambrunas de los años noventa pusieron en peligro un régimen que acalla brutalmente cualquier asomo de protesta.

Los cambios de comportamiento han llegado, pero en la dirección opuesta. El actual dictador, Kim Jong-Un, ha mostrado una beligerancia sin precedentes contra la comunidad internacional y potenciado la actividad misilística de su padre, Kim Jong-II. Las cuentas del Ministerio de Defensa surcoreano revelan que el hijo ha lanzado, en sus cinco años de gobierno, 31 misiles, casi el doble de los 16 que disparó su progenitor en sus 18 años en el poder. El ritmo se aceleró este año tras la imposición de mayores castigos por parte de la comunidad internacional.

El único objetivo cumplido es el económico, pero sólo el pueblo ha sufrido sus efectos. Un informe reciente de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) reveló que es lejana la autosuficiencia alimentaria -que el régimen califica como "una bomba de hidrógeno contra los enemigos". Los ciudadanos reciben 360 gramos de comida diaria, 12% menos que el pasado año y muy por debajo tanto de los 573 gramos fijados en los planes de...

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