Mancera deja una ciudad herida y el duro escozor del mal gobierno

AutorSara Pantoja

Fracasada su aspiración presidencial -ahora pretende el Senado por la vía plurinominal del PAN- y con la repulsa popular a cuestas que le reclama el tiradero que tiene en la Ciudad de México, la cual gobierna bajo el cobijo del PRD, Miguel Ángel Mancera está dispuesto a renunciar en los próximos días a la Jefatura de Gobierno para, dice, "enfocarse en la construcción de un gobierno de coalición".

Quien también fue procurador general de Justicia de la capital del país en la Jefatura de Gobierno de Marcelo Ebrard, abandonará las riendas de la ciudad y los trabajos de reconstrucción -cuestionados por el presunto uso político de ocho mil 792 millones de pesos- después del sismo del 19 de septiembre del año pasado que dejó un saldo de 228 muertos y cinco mil 765 viviendas afectadas.

Por una curul, Mancera Espinosa romperá la promesa que hizo a los capitalinos el pasado 9 de diciembre: "Mi lugar está aquí, encabezando las tareas de reconstrucción de mi querida ciudad, sirviéndole a mi gente (...) Me quedo para cumplir con la consolidación de una ciudad que dará muestra de cómo se recupera de sus heridas día a día".

Así, el aún jefe de Gobierno operó una gestión "sin militancia partidista (no está afiliado al PRD)", marcada por la indefinición e improvisaciones.Tampoco supo capitalizar el 63.5% de la votación que obtuvo en 2012 (la más alta para un jefe de Gobierno); por el contrario, dilapidó su popularidad: en julio de 2017, según una encuesta de Reforma, la cifra se revirtió a 64% de desaprobación.

En ese lapso, la Ciudad de México alcanzó graves índices de inseguridad, corrupción, opacidad, impunidad y casos de represión, calamidades que contribuyeron al desencanto hacia el PRD, abriéndole las puertas al partido Morena para que ponga fin a la hegemonía perredista el 1 de julio.

Aliado de Peña

En la mañana del 3 de diciembre de 2012, aún sin asumir la Jefatura de Gobierno, Miguel Ángel Mancera acudió, como testigo, a la firma del Pacto por México, en el Castillo de Chapultepec.

Ya como mandatario local, no cuestionó al gobierno de Peña Nieto ni siquiera ante escándalos como La Casa Blanca o la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en Guerrero.

Más tarde, en febrero de 2017, el Congreso de la Unión aprobó la Reforma Política del Distrito Federal que dio paso a la primera Constitución Política de la Ciudad de México y cuyos efectos estarán reflejados en los próximos comicios locales con la elección de alcaldías y el Congreso de la...

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