"Mano de obra"

AutorJavier Betancourt

Cuando su hermano muere en un accidente en la obra donde trabajaban juntos como albañiles, Francisco (Luis Alberti) trata de pelear por la compensación para su cuñada, pero se topa con la corrupción del dueño y sus peritos, inventando para no pagar que el trabajador andaba ebrio. El dueño de la lujosa casa muere; Francisco, apoyado por un abogado, invita al grupo de trabajadores a vivir ahí junto con sus familias.

Más que como fábula moral sobre la lucha de clases, Mano de obra funciona como un teorema cuya coherencia no depende de una lógica de justicia, sino justamente de la imposibilidad de lograr justicia dentro de un sistema infectado por la corrupción arriba y abajo.

En el planteamiento del conflicto, Zonana juega con una postura maniquea y melodramática: los trabajadores de la construcción, uno de los gremios más expuestos, son explotados; los ricos, egoístas y pérfidos. Acto seguido, Francisco se convierte en libertador, toma la casa y la comparte con los oprimidos, se instala una forma de utopía donde todos se reparten tareas y gastos; pero el cáncer del machismo se extiende desde dentro, la lucha de poder resulta fatal.

La capacidad de observación del director mantiene un rigor constructivo de principio a fin, se apoya en la realidad de los actores, quienes a excepción de Alberti son todos trabajadores de la construcción y se actúan a sí mismos; no suenan notas falsas en el habla, gestos...

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