La marcha hacia el totalitarismo

AutorJohn M. Ackerman

Todas las encuestas demuestran que el PRI se encuentra en un proceso de franca descomposición electoral. Si bien es posible que en los comicios de 2016 el partido de Estado logre mantener el control político en la mayoría de las entidades federativas en disputa, es ya un hecho el desgaste de sus tradicionales mecanismos de manipulación social. El PRI muy difícilmente rebasará una votación de 40% en ninguna entidad federativa, incluyendo sus tradicionales bastiones como Veracruz y Tamaulipas, y en lugares como la Ciudad de México probablemente recibirá menos de 10% de los sufragios. Recordemos que en las últimas elecciones federales -de 2015- el PRI conquistó solamente 29% de la votación nacional.

Cada día el PRI depende más abiertamente de la compra de los resultados electorales. En su desesperación, recurre a cualquier fuente de financiamiento para comprar votantes, cooptar líderes sociales, controlar instituciones electorales y garantizar la servidumbre mediática. Sin embargo, los costos de esta estrategia aumentan con cada escándalo de corrupción revelado por la prensa nacional e internacional. El partido de Estado hoy yace en un barril sin fondo de desprestigio e ignominia.

En respuesta, Peña Nieto recurre a las Fuerzas Armadas.

Históricamente México había sido una excepción en América Latina respecto a la relativa despolitización de sus Fuerzas Armadas. Mientras la mayor parte de los otros países de la región experimentaban constantes golpes de Estado y sufrieron bajo juntas militares durante años, en el siglo XX México se destacó por su estricta disciplina militar.

A partir del sexenio de Felipe Calderón, y ahora de manera particularmente pronunciada con Peña Nieto, se rompió con esta larga tradición. Hoy los militares se han convertido en el principal bastión de apoyo político para el régimen autoritario. Las Fuerzas Armadas también son hoy una de las más importantes correas de transmisión para las órdenes de Washington.

El reciente espectáculo vergonzoso de entrega, por parte del secretario de la Marina, Vidal Soberón, de la Medalla de Distinción Naval y Mérito Militar Primera Clase al jefe militar del Comando Norte de Estados Unidos, William Gortney, transparentó el total sacrificio de nuestra soberanía nacional en la materia.

Los raspones recientes que han recibido las Fuerzas Armadas (el cues-tionamiento de su papel en el caso de Ayotzinapa, la divulgación de actos de tortura y algunos juicios civiles contra militares que...

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