Mario Castillejos / Dinero contra dinero

Cuando se habla de las Chivas Rayadas del Guadalajara es imposible dejar a un lado lo que las doctrinas políticas llaman "nacionalismo".

En medio de tiempos donde abundan las intenciones de elevar muros fronterizos y acciones económicas para recuperar soberanías supuestamente perdidas, los dedos acusadores hacia los inmigrantes o extranjeros sólo alimentan la nostalgia de un pasado idealizado.

Al igual que los pensamientos radicales de un tipo como Trump, hoy, quienes pretenden aterrizar la Final de Tigres vs. Chivas en un tema de extranjeros frente a mexicanos, sólo están alimentando estúpidas inquisiciones.

Entiendo que el mundo occidental se debate entre conservadores y liberales, pero seamos justos con la verdad porque ni estamos frente a la versión en pantalones cortos del "alazán frente al rosillo" ni estas Chivas son formadoras ni mucho menos pobres.

Toda esta manipulación de sentimientos se da en un México de contraste donde existen simpáticas dualidades entre las clases sociales, por ejemplo: quien vive rodeado de caballos puede ser muy rico o puede ser muy pobre; quien vive en una playa, o es muy rico o es muy pobre; quien vive en un cerro o es muy rico o es muy pobre; quien tiene parientes en Estados Unidos o es muy rico o es muy pobre y hasta quien tiene un carro modelo 1967 o es muy rico o es muy pobre.

Bueno, pues este paralelismo nos lleva a: si un equipo de futbol profesional en México juega con puros mexicanos, o es muy rico o es muy pobre, pero en el caso del señor Vergara su Guadalajara con inversiones por arriba...

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