¿Quién mató a la gallina? Los presidentes!

AutorJesusa Cervantes

Los expertos y los extrabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex) que vivieron el proceso desmembrador de la paraestatal comenzado en 1990, opinan lo contrario de Enrique Peña Nieto: la gallina de los huevos de oro fue destazada por quienes debían protegerla.

Los entrevistados recuerdan que quienes saquearon la mayor empresa pública del país tienen nombre y apellido: Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, pues cada uno aplicó, fomentó y permitió políticas que minaron Pemex. A la par, exfuncionarios de ésta, con información privilegiada, terminaron sometiéndose a las órdenes de firmas extranjeras que hoy explotan los hidrocarburos nacionales.

El ingeniero Javier Jiménez Espriú, subdirector comercial de Pemex de febrero de 1990 a julio de 1992, rememora que los millonarios recursos que se obtenían por la venta de petróleo en el extranjero antes regresaban al país, pero hoy van a fideicomisos abiertos en opacos paraísos fiscales, como detectó la Auditoría Superior de la Federación (ASF) desde 2012.

Además, Rocío Nahle, especialista en petroquímica y extrabajadora del complejo Pajaritos, sostiene que en cada sexenio -priista o panista- se fueron tejiendo negocios turbios que permitieron el robo de "los huevos de oro".

El desvarío de la gallina

En 1990, cuando Carlos Salinas era presidente de México, la firma McKinsey & Co fue contratada por Pemex -mediante adjudicación directa- para "realizar un estudio que permitiera establecer una propuesta de reorganización de Pemex", relata el ingeniero y trabajador jubilado de Pemex Alfonso Hickman Sandoval en la colaboración que escribió para el libro Re-forma energética. Anticonstitucional, priuati-zadora y desnacionalizante.

McKinsey propuso crear "líneas de negocios" y dividir a la paraestatal en Pemex Exploración y Producción, Pemex Refinación, Pemex Petroquímica y Pemex Gas. Pero además planteó que entre ellas se vendieran "a precios del mercado" la materia prima que requerían y que todas pagaran impuestos.

De hecho, esa idea ya se venía delineando desde 1987, cuando Francisco Rojas llegó a la Dirección de Pemex, pero él no estaba de acuerdo.

Jiménez relata que, luego del estudio de McKinsey, "se tuvo una larguísima reunión en la que participamos Rojas, yo, que manejaba la venta de crudo al extranjero, la comercialización, y otros funcionarios más. Nunca nos pusimos de acuerdo porque no aceptábamos el precio de transferencia de una filial a otra, que se...

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