Medina Mora y Marisela Morales, exhibidos por la artera Operación Limpieza

AutorJorge Carrasco Araizaga

Cuatro años, cuatro meses y cuatro días de prisión, además de su empleo, le costaron al policía ministerial de la Procuraduría General de la República (PGR) Alejandro Aguilar López la injusta acusación de la subprocurado-ra Marisela Morales, sostenida de manera endeble, de que trabajaba para el Cártel de los hermanos Beltrán Leyva.

En abril de 2009, la Operación Limpieza estaba en su apogeo al interior de la PGR. El entonces titular de la dependencia, Eduardo Medina Mora, hoy embajador en Estados Unidos, y la subprocuradora Morales, actual cónsul en Milán, estaban empeñados en demostrar, acicateados por la DEA, que el combate al narcotráfico enarbolado por su jefe, Felipe Calderón, incluía al propio gobierno, empezando por la procuraduría.

Necesitaban, pues, nombres de funcionarios y empleados, jefes y personal operativo, para darle contenido a la operación que, según anunciaron, estaba dirigida dentro de la PGR contra los protectores del narcotráfico, en especial de los Beltrán Leyva, entonces socios de Joaquín El Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa detenido el pasado 22 de febrero.

Medina Mora informó que entre octubre de 2008, cuando se inició la Operación Limpieza, y febrero de 2009, habían caído 25 funcionarios y agentes de la PGR, entre ellos Noé Ramírez Mandujano, quien fungía como titular de la Subprocuradu-ría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), hoy SEI-DO, cargo que heredó Morales.

Cinco años y medio después, la justicia federal hizo de la operación un fracaso redondo. Todos los acusados están libres como consecuencia de la fragilidad de las pruebas, sostenidas sólo por testigos protegidos, las cuales fueron desacreditadas por jueces federales por falsas e inconsistentes. Apenas el pasado 26 de febrero, el Poder Judicial Federal puso en libertad a los dos últimos detenidos.

En el clímax de la operación fueron aprehendidos el coordinador técnico de la SIEDO, Miguel Colorado González, y el exjefe de la Interpol México, Rodolfo de la Guardia García. Pero Medina Mora y Marisela Morales iban por más, entre ellos Alejandro Aguilar López, jefe de grupo de traslados de procesados en la Agencia Federal de Investigación (AFI) de la PGR, ahora sustituida por la Agencia de Investigación Criminal.

La emboscada

La mañana del sábado 18 de abril de 2009, Aguilar López, de entonces 39 años, recibió la orden ministerial de trasladar a Guadalajara desde el Centro de Investigación Federal (CIF), ahora Centro Nacional de Arraigos, a un grupo de nueve procesados por delincuencia organizada. Entre los detenidos iba Gerónimo Gámez García, El Primo o El Contador, identificado como primo de los Beltrán Leyva y uno de los encargados de las cuentas del cártel dirigido por los hermanos.

Era uno más de los alrededor de 500 traslados que había hecho desde 2005. Había llegado a la PGR en el año 2000 como investigador de delitos federales. Psicólogo egresado de la UNAM, con estudios de licenciatura en administración policial y cursos de la Policía Nacional de Francia y el FBI de Estados Unidos, ascendió desde vigilante hasta jefe de un grupo de traslados.

Con una orden ministerial en la mano, que tenía apenas un día de haber sido dirigida a la dirección de la AFI, Aguilar López ya tenía organizado a su grupo Greco hacia el...

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