En medio del caos, emerge Josefina

AutorAlvaro Delgado

En medio del júbilo de miles de panistas que aprobaron por aplastante mayoría el derecho de elegir con su voto a sus dirigentes -privilegio que durante casi 74 años fue exclusivo de un grupo de notables del Partido Acción Nacional (PAN)-, se escuchó un exabrupto: "¡Nos vamos a convertir en el PRD!".

Era el senador Héctor Larios Córdova, quien, pese a presidir los debates, no dominó su enfado por la reforma que recibía el "sí" de la mayoría de los 9 mil 338 delegados a la 17 Asamblea Nacional Extraordinaria del PAN, el sábado 16 en la Arena Ciudad de México.

-Quienes estén por el no, sírvanse manifestarlo -pidió enseguida Larios a los delegados sólo para completar el trámite, ya con el rostro descompuesto, como lo tenían también Gustavo Madero, Cecilia Romero, Ernesto Cordero y otros jefes de los grupos hegemónicos.

No era para menos: La reforma rompe no sólo el diseño institucional y la vida interna del PAN desde su fundación, en 1939, sino las estrategias de los grupos que, tras esta asamblea, han escalado la confrontación hasta niveles de descalificación personal por la "degradación" partidaria.

Con esta rebelión de la militancia, que sin embargo había aprobado en lo general los nuevos estatutos -calificados de antidemocráticos y "estructuralmente tramposos"-, se temía que podían echarse abajo otras facultades que para sí querían Madero y su grupo.

Fue entonces cuando, mientras se discutían otros artículos, comenzó a vaciarse el aforo y para las cinco de la tarde era evidente que ya no había quorum; una maniobra para "reventar" la sesión que los afines a Felipe Calderón atribuyen a Madero, identificado también como el gran derrotado.

Madero había diseñado un proyecto para reelegirse con una propuesta "federalista": Que el Consejo Nacional, que elige al presidente, se integre con 270 miembros electos en asambleas estatales y otros 30 por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que si bien se aprobó, ya no le sirve tras el aval del voto directo de la militancia.

Es esta reforma lo que tiene entrampado al PAN en un episodio más de la peor crisis de su historia, en la que paradójicamente emerge la figura de Josefina Vázquez Mota, la excandidata presidencial que se perfila ahora para presidir ese partido.

Y es que el PAN de Madero fue incapaz de aprobar completos sus estatutos y no sabe cómo procesar que los 368 mil militantes elijan de manera directa a sus dirigentes y, menos aún, si se aplicará en la elección de diciembre, cuando concluye su periodo.

Peor todavía: Esta histórica reforma implica también numerosos riesgos, como el poder del dinero para conquistar las dirigencias y la infiltración de intereses ajenos en sus procesos de elección de presidente nacional y de los estatales y municipales.

"Está bien que la militancia elija, pero hay que ver todo el sistema. Y mi preocupación es que vaya a gobernar el dinero, que es el problema del país", razonaba Santiago Creel con el reportero en medio del estupor por la rebelión.

El exsenador Marko Cortés reveló que platicó con Madero, de quien es afín, y le dijo que era una reforma positiva para el PAN. "No es una derrota para él. Los que pierden son otros: los calderones, los yunques".

Para el exlegislador Juan José Rodríguez Prats, peleado con "calderones" y "maderos", el derecho de la militancia para elegir con su voto a sus dirigentes sí rompe con el poder de los grupos.

"Sucedió un milagro, porque había planes para manipular al Consejo Nacional a favor de un grupo u otro y se desplomaron. Sí hay riesgos con...

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