El mejor y el más vil de los reporteros

AutorArturo Rodríguez

Varios de sus episodios tienen su origen en referencias a Denegrí que Julio Scherer García dejó en sus libros Estos años, Tiempo de saber (escrito junto con Carlos Monsiváis) y La terca memoria.

En Estos años (Océano, 1995) Scherer escribió sobre su vida en Excélsior en los días que siguieron al golpe del que fue objeto por parte del entonces presidente Luis Echeverría:

Viví en Excélsior de los dieciocho a los cincuenta años, de mandadero a director. Allí me casé, allí nacieron mis hijos, allí murieron mis padres, allí conocí la amistad, allí tuve pasiones y enfriamientos, allí amé a Susana para siempre. Allí viví de cerca al mejor y al más vil de los reporteros, Carlos Denegrí. Allí supe que a su esposa la despertaba en la madrugada y le gritaba: '¡levántate, puta, que ya llegó la señora!'. Allí conocí las contradicciones del director Rodrigo de Llano, que admiraba a Denegrí hasta poner el periódico a su servicio, a la vez que dictaba cátedra que yo escuchaba embelesado antes de cumplir la mayoría de edad: 'La mejor noticia es la que se pierde, porque no se puede documentar ni probar por la lógica interna de los hechos. El reportero debe saberlo. Su honor está por encima de todo'.

En Es tiempo de saber. Prensa y poder en México (Aguilar, 2003), Scherer narra las memorias de Jorge Velasco, exreportero de Excélsior. En estas surge Rodrigo de Llano:

"Movía a su reportero estrella, 'el reportero de México', como pieza central del talento periodístico y político de la dirección. Carlos Denegrí contaba con los recursos del diario, y a través del gobierno, con los servicios que hicieran falta. Desde las embajadas de México le eran concertadas las citas con personajes de Europa, la distante América del Sur, África o donde fuera. Era ese el mundo del señor Denegrí, inaccesible para los periodistas batalladores, los de la talacha, los que cubrían los sucesos de poco calado, los que soñaban.

"Genio engendrado desde el poder, Dene-gri manejaba una redacción anónima. Todos para uno, el grupo se debía a las entrevistas históricas y al fulgor de los reportajes. Maltrecha su intimidad, tóxica la sangre, 'el periodista de las ocho columnas' vivió para el triunfo y el escándalo. Hubo en su vida mujeres humilladas que cayeron en un desencanto cruel.

"Emilia Téllez Benoit, grácil y graciosa, querida por todos en la Oficialía Mayor de Relaciones Exteriores, fue víctima de arrebatos que podrían confundirse con la sevicia. Su matrimonio había sido anunciado...

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