En la mente de Cauduro

AutorNiza Rivera

Qué tanto puede asirse el imaginario de un artista, es la primera pregunta al entrar a la casa del pintor Rafael Cauduro.

Su obra, que puede apreciarse abiertamente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en el Metro Insurgentes y en el Centro Cultural Los Pinos, es apenas un acercamiento a su impulso vital.

Ubicada en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, donde apenas al cruzar la entrada recibe al visitante una obra inspirada en un tzomplanti (que se repite en diversos puntos de la vivienda), la casa de Cauduro hace reflexionar sobre su trabajo, a menudo calificado de hiperrealista, y cuyo término rechaza.

Explica Liliana Pérez Cano, su representante, durante el recorrido-entrevista, pues Cauduro (Ciudad de México, 1950), aunque entero físicamente, es aquejado por una enfermedad sin diagnóstico que le afectó el habla desde hace unos cinco años, lo que le impide sostener una conversación fluida:

"No le gusta ese término de hiperrea-lismo porque ve más su trabajo como una realidad y ficción que conviven, una especie de realismo mágico. A la fecha no ha querido definirlo con un título. Cuando representa a una figura humana en una de sus obras, no implica que sea la realidad, sino la huella, un fantasma que pudo haber quedado en ese momento.

"Sería el equivalente a decir: si las paredes de una calle, de una casa, de cualquier construcción hablaran ¡imagina todo lo que contarían!".

Sobre la crítica que también lo ha considerado bajo esa etiqueta, Cauduro dijo en 2001 a la reportera Judith Amador Tello de Proceso -a propósito de la publicación del lujoso volumen Rafael Cauduro. Un posible itinerario (Editorial Vid):

Si acaso, es una mentira bien dicha, pero no tiene nada de realidad.

Casa-museo

Visiblemente sonriente y animado, el pintor acompaña durante todo el transcurso, deteniéndose en las obras, escuchando atento y en ocasiones haciendo algunas breves observaciones a Pérez Cano.

Tras un jardín digno de La Ciudad de la Eterna Primavera, hay al menos cinco piezas que reciben a los visitantes: en una mesa de centro, con otro tzompantli -tema de la historia prehispánica de México que más lo atrae-, están la obra La tía y Porfirio y un óleo (de varios que se encuentran distribuidos por toda la casa y estudio) de una serie sobre la discapacidad:

"A su juicio el ser humano tiene una discapacidad por naturaleza, porque no le basta tenerse a sí mismo para sobrevivir, a diferencia de los animales siempre requiere de herramientas o...

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