Mérida, 478 años, música y canciones

AutorRaúl Díaz

MÉRIDA,YUC.- "Para cantarle a mi tierra,/ que es tierra de trovadores,/ hay que llevar en el alma/ el perfume de sus flores".

La poética canción de Luis Espinosa Alcalá se multiplica, crece, recorre calles y avenidas, plazas, parques, hasta llenar todos los rincones y situarse allá en las nubes, en ese cielo inmensamente azul, y bañar todo de la luz que hace esplender la Ciudad Blanca en la que, por la noche, la luna compite en luminosidad y baña todo, ese todo en el que 300 hombres y mujeres impecablemente vestidos de blanco de la cabeza a los pies entonan:

"Para cantarle a mi tierra,/ tierra de mujeres bellas,/ hay que haber visto en las noches/ el brillo de sus estrellas."

Es la noche de Santiago -diría García Lorca-, pero no, aquí aunque la poesía reina igual que en el granadino, es la noche del 5 de enero a eso de las once y media, y 300 guitarras suenan al unísono en un espectáculo que sin duda es único y que sólo habrá de producirse una vez al año, la noche mágica en la que los emeriten-ses contribuyen a la luz con sus blancas, impolutas vestiduras, y lenta, acompasada, organizada y musicalmente marchan de la Plaza de Santa Lucía hacia la Plaza Grande (zócalo diríamos nosotros), en donde a las 12 en punto cantarán las "Mañanitas" para celebrar el cumpleaños de su ciudad.

Es la noche previa a la que habrán de celebrarse los 478 años de su fundación, el 6 de enero de 1542.

Por eso es que, como una cuestión sumamente excepcional, puede reunirse tal cantidad de trovadores para, unificadamente, cantarle a la ciudad que los vio nacer y de la cual, evidentemente, se sienten más que orgullosos.

Esta masa coral y...

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