México, en escenario de convulsión social

AutorJorge Carrasco Araizaga

Un día antes de que el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, diera a conocer que, según declaraciones de tres detenidos, los cuerpos de los normalistas desaparecidos fueron calcinados en Co-cula, Guerrero, cuatro exguerrilleros advirtieron que, si los estudiantes no eran presentados vivos, México ingresaría a "un escenario crítico del movimiento social", que el hartazgo de la población incide en las actividades guerrilleras y que ante una escalada de represión también es posible que escale la guerrilla.

Entrevistados por Proceso el pasado jueves 6 en la Ciudad de México, los exguerrilleros, que operaron en el estado de Guerrero, señalaron que, en caso de que los normalistas fueran encontrados muertos, podría sobrevenir una represión de los miembros de la Asamblea Nacional Popular (APN), organización que aglutina a los movimientos sociales de Guerrero que exigen la aparición con vida de los estudiantes de primer año de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos.

Niegan que organizaciones armadas estén detrás de la APN, como han registrado informes de inteligencia de la administración de Enrique Peña Nieto, y que en algún momento ellos hayan sido intermediarios con el Ejército Popular Revolucionario (EPR), como los presentó el gobierno de Felipe Calderón (Proceso 1983).

Ambas acusaciones preludian que, después de la movilización social en el país y la presión internacional por la detención y desaparición de los estudiantes, "pueden venir por nosotros", dicen cuatro exintegrantes del Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres (PROCUP-Pdlp): Felipe Edgardo Canseco Ruiz, Ítalo Díaz Díaz, Hermenegildo Torres Cruz y David Cabañas Barrientos.

"Cuando baje la intensidad del movimiento, se pueden venir contra las organizaciones sociales que participamos en la exigencia de la presentación con vida de los normalistas", manifiesta Cabañas Barrientos, hermano de Lucio Cabañas, maestro rural de Ayotzinapa que en los años setenta encabezó el movimiento guerrillero del Partido de los Pobres en la sierra de Guerrero, y que fue abatido por el Ejército hace casi 40 años, el 2 de diciembre de 1974.

Los informes de inteligencia que relacionan al movimiento de Ayotzinapa con insurgentes buscan crear condiciones para inhibir la participación de las organizaciones sociales, apunta Canseco Ruiz, a quien el sexenio pasado la Sedena pretendió identificar como "el brazo político del EPR". A Ítalo Díaz y a Hermenegildo Torres los ubicó como comandantes del grupo guerrillero surgido en 1994, con la participación, entre otros movimientos, del PROCUP-Pdlp.

Después de siete años de prisión, entre 1990 y 1997, en distintos reclusorios y penales federales, por sus actividades guerrilleras, integraron la Izquierda Democrática Popular (IDP), una organización con presencia en el oriente del Valle de México y Oaxaca, cuyas oficinas se localizan en el centro de la Ciudad de México.

"De ninguna manera somos o hemos sido parte del EPR. La intención de vincularnos con movimientos insurgentes es inhibir a las organizaciones sociales que exigen la aparición con vida de los normalistas", declara Canseco Ruiz.

"En medio del clamor por...

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