México frente a la pesadilla estadunidense

AutorOlga Pellicer

El empresario dedicado a promover concursos de belleza y hacerse de una gran fortuna con desarrollos inmobiliarios, orgulloso de evadir impuestos y hostigar mujeres, sin la menor experiencia en políticas públicas, se convierte, ante la sorpresa del mundo entero, en el presidente número 45 de los Estados Unidos.

Hay muchas aristas a explorar desde las ciencias sociales para entender mejor el fenómeno que acaba de ocurrir en uno de los sistemas políticos más avanzados del mundo. Interesa en particular preguntarse hasta dónde es un problema aislado o forma parte de una tendencia generalizada entre los grupos menos favorecidos por la globalización económica -en este caso sobre todo grupos blancos sin educación universitaria- que se sienten excluidos de los beneficios de la misma. Como se ha repetido numerosas veces, Trump no inventó su malestar. Lo verbalizó y lo utilizó bien para construir frases mediáticas como "hacer a América grande otra vez".

En todo caso, unas horas después de reconocerse el triunfo, los resortes de la democracia estadunidense han entrado en operación para asegurar uno de sus rasgos centrales: la transición pacífica del mando a través de la transparencia indiscutible de la votación, la aceptación de los resultados y los gestos de reconciliación que preservan la unidad nacional. El discurso de Hillary Clinton y horas después de Barack Obama han sido signo de su empeño en proteger esos elementos democráticos. Otro tanto puede decirse de Trump y su cambio de estilo y discurso, que no dejó de sorprender.

Empieza ahora un periodo difícil de incertidumbre respecto a colaboradores y programa de gobierno, de distancia o cercanía entre la agresividad del discurso y la toma de decisiones. ¿Llevará a cabo Trump algunas de sus promesas más destacadas de la campaña? Es importante destacar que ningún otro país puede resentirías tanto como México. En efecto, dos de ellas se refieren directamente a nuestro país: la inmigración y los acuerdos comerciales.

Como respuesta al descontento de los grupos blancos amenazados por el desempleo y los bajos salarios, Trump dio como promesa regresar los empleos que se llevaban al otro lado de la frontera compañías automotrices como Ford. Desde su punto de vista, se detendría esa práctica mediante la aplicación de aranceles y otras medidas proteccionistas que abiertamente van en contra de las disposiciones del TLCAN. Dado que Trump considera éste como "el Acuerdo más negativo jamás firmado por un...

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