México saldrá del Acuerdo de París

AutorRicardo Raphael

En este contexto no sorprende la disputa de cuatro años entre el republicano Donald Trump y sus adversarios demócratas a propósito del Acuerdo de París.

En noviembre de 2019 la administración trumpista procedió a retirar a Estados Unidos de ese instrumento internacional que, entre sus principales objetivos, tiene el de hacer crecer el volumen de generación de energías limpias de los países signatarios.

Para la oposición demócrata esta decisión implicó un agravio y por ello se convirtió en bandera política principal de los comicios celebrados en ese país a finales del año pasado.

En cuanto Joe Biden vio despejado el camino hacia la Casa Blanca, la primera declaración de política internacional que hizo fue el anuncio del regreso al Acuerdo de París; con ello fijó el contraste que, en materia económica y ambiental, está dispuesto a significar para la política estadunidense.

Los demás países firmantes de este acuerdo celebraron con entusiasmo la decisión de Biden, incluida China, la otra superpotencia del orbe.

Así las cosas, contrasta hoy la posición mexicana, tan cerca de Trump y tan lejos de su sucesor en materia ambiental. Si bien, a diferencia del derrotado presidente multimillonario, el gobierno mexicano no ha sido vocal respecto a su rechazo al Acuerdo de París, con sus acciones no ha dejado lugar a dudas sobre el sitio en el cual se ha colocado.

Cuando México firmó este instrumento, el gobierno se obligó a incrementar la generación de energía limpia para alcanzar, en 2024, un piso de 35% del total producido. Es decir que poco más de un tercio de la energía consumida tendría que ser limpia o, lo que es lo mismo, proveniente de fuentes hídricas, nucleares, solares, de viento, geotérmicas o de gas natural.

Cuando Andrés Manuel López Obrador tomó la Presidencia mexicana, el país había alcanzado un rango de 25% de generación proveniente de energías limpias, respecto al total. Esto quiere decir que la actual administración estaba obligada a crecer la plataforma de fuentes limpias para sumar un 10% más antes de 2024.

Sin embargo, el gobierno de López Obrador decidió, por distintas vías, no invertir un solo peso más en la generación de energía limpia. No hay, para lo que resta del sexenio, previsión de construir otra hidroeléctrica, ni tampoco existe en el horizonte una nueva central nucleoeléctrica.

A lo anterior se añade ahora una iniciativa de ley que tiene el propósito deliberado de desincentivar la inversión privada en generación de...

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