México según Monsiváis

AutorLa Redacción

Nota introductoria

En 1977 entregué a El Colegio de México unas “Notas sobre la cultura mexicana” para la Historia general de México. Más de treinta años después, y también desde la crónica de la historia cultural, he revisado y ampliado considerablemente esas notas, y me he beneficiado de un alud de publicaciones, por lo común académicas: obras completas (el caso de los liberales de la Reforma y de figuras como Antonio Caso, Samuel Ramos y José Juan Tablada), ensayos y biografías sobre creadores destacados, discusiones sobre el canon y la conveniencia o inutilidad del uso del término, recuperaciones y olvidos pertinentes, práctica ritual de homenajes a propósito de cincuentenarios y centenarios, y la convicción no tan soterrada: “Clásico es aquél o aquélla de quien me ocupo”. Entre los cambios de percepción, uno primordial: el nacionalismo ya no persuade, pero la atención a lo nacional se acrecienta. Ya no se es nacionalista, pero la atención a lo nacional es obsesiva.

Los acontecimientos y fenómenos de estos años en lo social, lo político y lo económico han tenido vastas consecuencias en la cultura, que a su vez han influido poderosamente en la sociedad. Entre los hechos a destacar, el PRI perdió en dos ocasiones la Presidencia de la República; la derecha insiste en el combate al Estado laico y a las universidades públicas; un buen número de libertades que se daban por muy firmes sufren la acometida del integrismo; la izquierda no ha cesado de dividirse, y las condiciones económicas son muy adversas. Con todo, es ya irrefutable el papel de la cultura (libros, música, teatro, danza, pintura, instalaciones, escultura) en la resistencia a la destrucción de lo ya obtenido y en el desarrollo de las comunidades y las personas.

En el tiempo transcurrido se han revisado las definiciones (interminables) de cultura y, si se quieren panoramas completos, ya es indispensable tomar en cuenta la presencia, mucho más que la influencia, de elementos “extranjeros”. ¿Cómo hablar de cultura mexicana del siglo XX sin mencionar, digamos, la filosofía de la Ilustración, a Freud, Marx, Eliot, Picasso, Chaplin, Stravinski, el jazz, Hemingway, Valéry, Proust, el expresionismo alemán, la generación española del 27, el surrealismo, Neruda, César Vallejo, Eisenstein, Fritz Lang, Hitchcock, John Ford, el socialismo, las variantes del psicoanálisis, el feminismo, la teoría crítica del grupo de Frankfurt, Walter Benjamin, el neorrealismo italiano, el arte pop, el abstraccionismo, Foucault, Borges, Lacan, el minimalismo?

Fuera de los capítulos dedicados al teatro y al cine, he prescindido del examen cada vez más indispensable de la cultura popular. Tampoco he considerado con el detalle necesario a la prensa, un espacio formativo de la sociedad que, entre otras aportaciones, ha sido el campo de experimentación o petrificación del lenguaje. He añadido las notas sobre el marxismo, las consecuencias de las teorías de Freud y la fotografía.

Cubrir un siglo en la vida cultural de un país, así sea de modo descriptivo y sintético, es una tarea inacabable. Por las restricciones de espacio que marca el criterio editorial, no atendí los movimientos y creadores, muy numerosos en ambos casos, de las dos últimas décadas del siglo XX; en la revisión de las obras individuales mi límite fue casi siempre el de los nacidos antes de la década de 1940.

Por un acuerdo con las autoridades de El Colegio de México, el término de estas notas es, aproximadamente, 1980. Le corresponde a otro libro, con los engaños y autoengaños a que se presta...

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