Todos tienen miedo(III)

Corresponsal / Argentina

Vanesa Martínez llegó al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en las afueras de Buenos Aires. Era el domingo 20 de mayo de 2007. Venía acompañada por su su familia. No pasaba inadvertida para las miradas masculinas entre los cientos de pasajeros que se concentraban esa hora. A sus 27 años, con sus pantalones apretados que resaltaban su cuerpo bien formado, tenía todo para sentirse atractiva. En sus maletas con el vestuario de trabajo llevaba también parte de su apuesta por el éxito.

Cuando dejó a sus seres queridos diciendo adiós tras las puertas de la sala de embarque, se concentró en lo que vendría después del largo viaje. Algo presentía, porque no era la primera que viajaba a ese destino. En pocas palabras, sabía a lo que iba a la Ciudad de México, pero ellos, su familia, no se imaginaban que ya no la volverían a ver.

En Argentina, empezó a actuar en el cine porno en 2003, y, aunque no era una estrella descollante, al menos había ganado un lugar bajo el sol que pensaba canjear por el más mundano diseño de ropa femenina. Filmó una decena de películas en las que cambió su apellido Martínez por los "más artísticos" de Loren y Lovato, aunque su primer filme lo hizo como Vanesa Lord.

"Acá no es de las mejores ni la número uno, pero es convocada porque trabaja muy bien. Es una actriz eficaz que puede tener mucho trabajo en esto", explicó su descubridor y principal productor argentino del rubro, Víctor Maytland.

Pero, como esa industria local es todavía incipiente, Vanesa pensó hallar nuevos horizontes bailando en el Royal Club de México, donde estuvo por primera vez en noviembre y diciembre de 2006, y a donde se dirigió al año siguiente, en su retorno.

Ese centro nocturno de la Zona Rosa, en la Ciudad de México, debería ser el lugar clave para iniciar la búsqueda de Vanesa: allí llegó y allí la vieron en público por última vez con vida. Su rastro se bifurca hacia la nada, en un destino incierto y desconocido del que hasta los mismos funcionarios del club intentan despegarse.

Tres veces llamó la familia de Vanesa al Royal para buscar información, y tres veces recibió respuestas diferentes, contradictorias, evasivas. Una vez le dijeron que ella partió y ya no regresó. Otra, aseguraron que había sido hospitalizada y no volvió, y una tercera que se había marchado con un hombre llamado Enrique Velázquez, a quien supuestamente abandonó días más tarde.

Hubo una cuarta ocasión, en noviembre, en que una persona que se presentó...

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