Sin miedo al miedo

AutorDenise Dresser

El miedo. Eso que esclaviza. Eso que silencia. Ese fantasma acechante con los ojos más grandes. Ese club usado por sacerdotes, presidentes y políticos para recuperar lo que ha sido arrebatado a la población. Ahora más presente que nunca entre los reporteros, los periodistas, los columnistas, los que se abocan a mirar a México. El temor a ser despedido, levantado, desaparecido, golpeado, asesinado, torturado, censurado. Allí, presente todos los días. Instalado en las redacciones de prensa, en las juntas editoriales, en las notas. Documentado en el último informe de Artículo 19 -aptamente titulado "M.I.E.D.O" - sobre la violencia contra periodistas a lo largo del país. Violencia que crece. Y crece. Y crece.

Por la impunidad, por el desvanecimiento continuo del estado de derecho, por lo que ya es de todos conocido: la agresión contra algún periodista o medio de comunicación jamás será castigada. Cada vez es más común oír cómo ciertas piezas informativas no son publicadas por temor a las represalias de a quien exhiben. Cada vez es más frecuente la autocensura de medios que callan por miedo a un golpe político, un golpe físico, un recorte a la publicidad. Y ante la incertidumbre, la respuesta colectiva se ha vuelto el miedo corrosivo que coarta el periodismo y la función de vigilancia que debe ejercer. Hoy ser periodista en México significa vivir en el acecho permanente.

Vivir acosado, vivir angustiado, vivir sabiendo que el 46.9 % de las agresiones provienen de algún servidor público. El peor enemigo del periodismo no es el crimen organizado, como quisieran que creyéramos. Es el propio Estado. Ya sea el poder federal o el poder estatal. Ya sea en la Ciudad de México o en Veracruz o en Puebla o en Guerrero, las entidades que registraron el mayor número de agresiones. El deterioro que no cesa, la descomposición sin fin, la indefensión sin protección. Con responsables identificados e identificables como Javier Duarte, que ha convertido a Veracruz en el espacio geográfico más peligroso del continente para ejercer el periodismo.

Las cifras reflejan la geografía del miedo, el contexto del miedo. El número de ataques a periodistas ascendió a uno cada 22 horas, cuando el año pasado se registraba uno cada 26.7 horas. En 2015 hubo 397 ataques a la prensa; el año más violento desde 2009, cuando se contabilizaron 326. 7 periodistas asesinados. Hombres y mujeres intentando investigar, intentando narrar, intentando desentrañar la verdad en entidades...

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