Migrar y morir en el intento

AutorTonatiuh Guillén López

Desgraciadamente, morir en la ruta migratoria se ha convertido en un evento común, en ocasiones tan repetido que ha vuelto insensibles a gobiernos y a no pocas sociedades. Del Mediterráneo al río Bravo o de África y Oriente Medio a Europa, prácticamente todos los días hay fallecimientos en condiciones terribles: por ahogamiento, deshidratación, hipotermia, asesinatos, accidentes, enfermedades... Todos los días, todas las edades, todas las tragedias posibles.

Migrar en condiciones irregulares y con todos los riesgos no es una decisión simple. Cada vez más es una alternativa de vida en el sentido más elemental del término. La motivación laboral y por un mejor ingreso -como fue durante largo tiempo la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, por ejemplo- ha cedido su lugar a la búsqueda de protección internacional, lo cual es hoy el asunto central de lo que transcurre en nuestro continente y otras partes del mundo.

La búsqueda de refugio en otro país es actualmente el nudo mayor de la migración internacional irregular. Se huye de la violencia, la persecución, el acoso, la discriminación, la pobreza, la falta de oportunidades de vida digna, de gobiernos irresponsables y élites políticas y económicas abusivas y autoritarias. Migrar dejó de ser optativo y se convirtió en una necesidad urgente, vital, para niños, niñas y jóvenes inclusive.

Por estas condiciones, especialmente en la frontera sur de México, muchas veces migración y refugio tienden a ser sinónimos, se fusionan como una sola palabra para la mayoría de las personas procedentes del norte de Centroamérica y especialmente de Honduras.

Los centroamericanos que están llegando a México tienen entre sus motivos de salida necesidades de protección pues su vida corre peligro en sus países de origen. Son personas refugiadas y los instrumentos internacionales las protegen: la Convención de 1951 y la Declaración de Cartagena.

Por consiguiente, en México progresivamente la política de Estado apropiada es la basada en la Ley de Refugiados Protección Complementaria y Asilo Político y no en una sesgada selección de normas de contención migratoria de la Ley de Migración.

El evento social que transcurre en nuestras fronteras tiene un elevado componente de refugio y no simplemente de migrantes irregulares. Por eso es esencial que las personas puedan solicitar asilo en las fronteras mexicanas, y evitar que corran riesgos innecesarios al aventurarse a cruzar el territorio nacional hasta llegar a una...

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