Una mirada sobre "Arqueología Mexicana"

AutorAlfredo López Austin

Para muchos científicos, la revista satis face las condiciones para el cumplimiento de una de sus áreas de acción. Las instituciones públicas de cultura superior -y aquí señalo como ejemplo mi propia casa, la Universidad Nacional Autónoma de México- prescriben a su personal académico tres campos de ejercicio profesional: la docencia, la investigación y la difusión. Las tres son no sólo básicas, sino complementarias, en la realización del quehacer científico. En efecto, junto a la producción del conocimiento y la reproducción de creadores del conocimiento, el científico debe responder al requerimiento de entrega personal del conocimiento a una gran masa de población que demanda un beneficio directo e inmediato de la producción científica y humanística. El hiato entre la producción científica y la recepción popular no debe ser dilatado ni mediado. Los frutos y el disfrute deben ser casi simultáneos. La difusión realizada por los propios científicos es, por tanto, imprescindible.

Las instituciones públicas ofrecen a sus miembros, en la medida de sus posibilidades, los medios más idóneos para el cumplimiento de sus tareas. En materia de investigación, aportan los recursos intelectuales y materiales necesarios, desde los acervos bibliotecarios hasta laboratorios, talleres y reuniones académicas. Entre estos recursos aportados por las instituciones se incluye la edición de libros y revistas que permiten dar a conocer las propuestas generadas en los propios centros de investigación, y que son las vías para establecer el diálogo mundial de la ciencia, la tecnología, la literatura y el arte. Mucho puede decirse también en el área de la docencia. Las instituciones públicas mexicanas se centran en la creación de campus educativos. En cambio, las instituciones públicas no cuentan con los recursos técnicos, administrativos y logísticos para difundir su propia producción científica, ya que esta actividad requiere de actividades demasiado ajenas a su propia naturaleza, mismas que serían demasiado onerosas en caso de que pretendieran cubrirlas. En este campo las instituciones públicas requieren del auxilio externo. Al menos por lo que toca a las ramas antropológicas y a la historia antigua de México, es el caso, precisamente, donde Arqueología Mexicana ofrece al científico especializado la posibilidad de completar plenamente su ejercicio. Las páginas de la revista han estado abiertas, durante veinticinco años, a un crecido número de investigadores que han...

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