Morelos, una radiografía del desastre
Autor | Javier Sicilia |
Morelos, en la medida en que lo micro expresa lo macro, es un buen ejemplo de esa preocupante realidad. El profundo deterioro que inició a principios de los noventa con el priista Jorge Carrillo Olea y se ahondó con los gobiernos panistas de Sergio Estrada Cajigal y de Marco Antonio Adame, llegó a una de sus etapas más demenciales con el gobierno perredista de Graco Ramírez.
Graco ha gobernado contra la gente: corrupción, cooptación, control de las corporaciones policiacas bajo un Mando Único, violencia, inseguridad, persecución a sus críticos -incluyendo al obispo Ramón Castro y Castro, al exrector Alejandro Vera y al presidente municipal Cuauhtémoc Blanco- fosas ilegales -Te-telcingo y Jojutla-, donde su propia fiscalía desapareció cuerpos, y destrucción de los tejidos sociales de los pueblos imponiendo megaproyectos.
Durante su gobierno -un gobierno que llegó al poder prometiendo que en 18 meses terminaría con la violencia-los crímenes no dejaron de sucederse. Según datos del Secretariado de Seguridad Pública de 2012 a 2016 en su gobierno se cometieron 2 mil 328 homicidios dolosos (45 por mes; 1.5 por día en promedio); 372 secuestros (7.2 por mes; 1.8 por semana); mil 56 extorsiones (20.7 por mes; cinco por semana).
Faltan aún las cifras de 2017 y 2018, que aumentaron considerablemente esta realidad. También, según datos de una de las gentes cercanas a Cuauhtémoc Blanco, José Manuel Sanz, quien hace parte de los procesos de entrega recepción, la deuda del estado pasó de mil 500 a 11 mil millones de pesos (mil 200 millones de pesos en créditos bancarios) y no hay claridad en las cuentas.
Esta situación intolerable hizo que en 2016 se formara el Frente Amplio Morelen-se que reunió a 200 mil personas en Cuer-navaca, Cuautla y Jojutla, pidiendo juicio político al gobernador, petición que se presentó también en el Senado. Ante la sordera de las autoridades, monseñor Castro, el entonces rector Vera, Cuauhtémoc Blanco y yo, encabezamos una marcha de tres días hasta la Secretaría de Gobernación. Allí mostramos la situación del estado y la necesidad de crear un gobierno de reconciliación que permitiera unir y pacificar a Morelos. Si no se intervenía -enfatizamos-la situación se haría cada día peor.
Como sucedió con el gobierno de Javier Duarte en Veracruz, y pese a las evidencias que entregamos, la federación no intervino y las consecuencias, como lo señalamos, fueron peores, al grado de que al exrector se le fabricaron todo tipo de delitos...
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