Morir tan pronto

DESDE LAS PRIMERAS HORAS DEL 18 de septiembre, la televisión se plagó de imágenes inclementes: los cadáveres de 19 personas yacían en el portal del rancho El Rodeo, en Ensenada, Baja California. Ocho de esos cuerpos eran de niños que habían sido ejecutados con un balazo en la cabeza.

Las mafias del narcotráfico habían violado una de sus leyes no escritas: respetar la vida de sus niños.

Lo ocurrido en Ensenada es apenas una muestra de la situación que ha provocado que en México hayan muerto, sólo en este sexenio, 209 niños de manera trágica por causas muy concretas: el narcotráfico, el crimen organizado, la inseguridad pública, la migración ilegal y la violencia paramilitar.

Un recuento somero, elaborado a partir de las notas periodísticas de 10 diarios nacionales, arrojan las siguientes cifras: desde diciembre de 1994 al 8 de octubre pasado, han sido asesinados 163 menores de 15 años y 44 hasta los 18 años. Una radiografía de crímenes, la mayoría impune, que da cuenta de infantes torturados, violados, secuestrados y ejecutados.

Algunos, inclusive, con el tiro de gracia.

Por niño se entiende a todo aquel ser humano menor de 18 años, de acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos del Niño de la ONU, y que fue firmada y ratificada por el Estado mexicano.

No están en esta lista de crímenes las 32 niñas ejecutadas únicamente en Ciudad Juárez, Chihuahua, desde diciembre de 1994 (en esa ciudad fronteriza, hasta abril de este año, sumaban 119 víctimas que desde 1993 han sido acribilladas de manera sistemática), ni los otros cientos de infantes muertos en circunstancias accidentales o por carecer de servicios de salud.

Sólo en el rubro de infantes muertos por desnutrición, nuestro país mantiene un ritmo de 20 mil decesos anuales. México es el tercer país en América Latina, según la Organización Mundial de la Salud, con el mayor número de muertes de niños, luego de El Salvador y Paraguay. Muertes que, según la propia OMS, no tienen razón de ser en un país que produce sus propias vacunas. El mismo organismo indica, por ejemplo, que en enfermedades como el sarampión, tétanos y difteria, cada año mueren 35 niños de cero a 15 años y 33 menores de cinco años por cada 100 mil niños.

No están, tampoco, la lista de menores de edad registrados como desaparecidos, cuyas denuncias hasta el 10 de abril último sumaban mil 500 extraviados, según cifras del Centro de Atención para Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA). Ni aquellas otra víctimas silenciosas que han fallecido a causa de maltrato intrafamiliar o por abuso sexual. En el último estudio del DIF, titulado Estado de la discusión sobre la niñez mexicana, la violencia hacia los infantes se ha incrementado más allá del 30 por ciento.

Al entrar de la presente década, la Secretaría de Salud registraba un promedio anual de 4 mil 533 niños muertos por causas accidentales y violentas, mil 939 de esas muertes fueron por homicidio; de esta cifra, el 39 por ciento corresponde a niños menores de un año. En ese periodo, dice el informe del DIF, "cada dos días fue asesinado un niño de 5 años".

Tampoco están...

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