Mudarán a los "fantasmas" de Topo Chico

AutorLuciano Campos Garza

MONTERREY, NL- El gobierno de Nuevo León pretende saldar una deuda histórica con los internos del área psiquiátrica del penal de Topo Chico: se comprometió a crear un nuevo espacio, afuera de la penitenciaría, para atender a esa población, integrada por pacientes considerados inimputables.

Luego de que Proceso (2066) difundiera la presencia de pacientes psiquiátricos en las áreas varonil y femenil -ya olvidados por el sistema penitenciario de Nuevo León-, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE) informó que construirá la Unidad de Rehabilitación Psicosocial en el espacio donde está ubicado, actualmente, el Consejo Tutelar para menores 1, al oriente de esta capital. No aclaró, sin embargo, por qué si los pacientes no deben estar en una cárcel, seguirá siendo el sistema penitenciario el que "cuide" de ellos.

Como parte de los procesos de des-presurización penitenciaria emprendidos desde que se inició el gobierno de Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, la SSPE planea, además, liberar a más de mil presos de las cárceles de Topo Chico, Apodaca y Cadereyta.

Los inimputables

Al inicio de la actual administración, cuando el general Cuauhtémoc Antúnez Pérez llegó a hacerse cargo de la SSPE de Nuevo León, revisó la situación en la que se encontraban las penitenciarías de la entidad, directamente bajo la responsabilidad del estado.

En números redondos, en los tres centros de readaptación social (ceresos) en territorio nuevoleonés hay unos 8 mil internos, de los cuales 3 mil 500 permanecían en Topo Chico, ubicado en la colonia Nueva Morelos, en plena área conurbada de la capital. A esa cárcel y a la de Apodaca son enviados los reos del grupo criminal de Los Zetas. Al de Cadereyta, los del Cártel del Golfo.

Se detectó que en estos lugares imperaba el autogobierno. El 10 de febrero, por ejemplo, en Topo Chico se perpetró la masacre de 49 internos. Los reos se disputaban el control de cobros de privilegios que arrojaban, al mes, ganancias de unos 20 millones de pesos.

El baño de sangre obligó al Bronco a intervenir. Fueron desmantelados unos 200 tendajos, distribuidos en los patios, en los que se vendía todo tipo de mercancía. Se cortó el flujo de efectivo obtenido con extorsiones y 233 reos, entre los que estaban algunos de los más peligrosos, fueron trasladados a penitenciarías fuera del estado. La matanza y las mudanzas posteriores acabaron con la sobrepoblación del centro.

Cuando fue limpiada la sangre de los pasillos, las autoridades...

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