"Cuando muere un sabio" (Ihcuac centetl tlamatini ye miqui...)

AutorPatrick Johansson K.

Entre las últimas creaciones de Miguel León-Portilla, como nahuatlato e incansable defensor y promotor de las lenguas originarias de México, figura el poema "Ihcuactlahtolli ye miqui" ("Cuando muere una lengua"), elegía que expresa en cinco estrofas cómo se empobrece la humanidad cuando una manera de hablar, de pensar, de sentir, llega a su fin.

Este verso, anafóricamente reiterado, enmarca la expresión poética de lo que desaparece cuando muere una lengua. Al parafrasear el verso de mi maestro en el título de este breve texto que lo evoca, quiero que su voz, presa en la línea, se escuche de alguna manera y que, si bien es verdad que se pierde mucho cuando muere una lengua, la pérdida es inmensa cuando fallece un sabio humanista como Miguel León-Portilla.

Las aportaciones de Miguel León-Portilla son innumerables. Evocaré brevemente dos vertientes de su obra: la que concierne al mundo prehispánico, y su lucha en defensa de los derechos indígenas. Asimismo, para dejar entrever algunos aspectos de su formación y de su personalidad, contrastaré su obra con la de otro gigante de la historia cultural de México: fray Bernardino de Sahagún.

Vidas paralelas

Siguiendo el modelo que el ilustre queronense Plutarco estableció en su celebérrima obra Vidas paralelas, podemos trazar un paralelismo revelador entre ambos humanistas.

La primera similitud, a cinco siglos de "equidistancia", radica en el perfil humanístico de los personajes. Ambos abrevaron al manantial de la antigüedad greco-latina, en sus respectivas universidades: la Universidad de Salamanca y la Universidad Nacional Autónoma de México. Los testimonios y textos de la ora-lidad náhuatl, reunidos, transcritos y traducidos por Sahagún, si bien permitieron a los frailes conocer al otro indígena para evangelizarlo mejor, dieron de él una imagen viva y expresaron "sintomáticamente" la grandeza de su cultura.

Asimismo, León-Portilla, como historiador, filólogo, lingüista, filósofo, nahuatlato y más generalmente huma-nista, fue, de alguna manera, "renacentista"; tomó al pie de la letra el aforismo de Protágoras: "El hombre es la medida de todas las cosas", y lo aplicó al indígena cuya cultura y valores renacieron en su obra, una obra paralela a la de Sahagún, que enaltece al indígena y engrandece a la humanidad.

Sahagún captó la voz indígena en su lengua, la transcribió antes de interpretarla. León-Portilla, además de analizar e interpretar, desde una perspectiva distinta, los textos recopilados...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR