La muerte anunciada del exfiscal Ramiro Ortiz

AutorPatricia Davila

El exfiscal de Durango Ramiro Ortiz Aguirre, acusado hace un año por Leopoldo Don Polo Valenzuela de intento de homicidio y de estar coludido con las bandas de secuestradores que plagiaron a su hijo Leo, fue levantado la semana antepasada por un grupo armado. Su cadáver apareció tres días después, la mañana del 31 de marzo, con un mensaje: "Esto me paso por ser el responsable de tantos muertos inosentes (localizados en) las fosas clandestinas en Dgo" (sic).

Sonia Yadira de la Garza, quien relevó a Ortiz en la fiscalía en junio del año pasado, asegura que las líneas de investigación incluyen la delincuencia organizada, sobre todo por su presunta responsabilidad en la muerte de 301 personas cuyos cuerpos fueron localizados en ocho fosas clandestinas descubiertas en la capital duran-guense el año pasado.

En 2011 Durango experimentó un incremento inusitado de la violencia y a Or-tiz se le implicó en el descubrimiento de las fosas clandestinas y la encarnizada disputa entre sicarios de Los Ms y Los Cabrera, células al servicio del Cártel de Si-naloa, por el control de la plaza. Al final los segundos impusieron su ley.

En sus últimos meses como fiscal, Ortiz fue denunciado por Don Polo, quien fue ejecutado después de presentar su denuncia en las instancias estatales, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la Procuraduría General de la República (PGR), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedeña) y de conceder incluso una entrevista a este semanario (Proceso 1789). Y fue precisamente el asesinato de Don Polo el que opacó su trayectoria como funcionario.

La mañana del 31 de enero de 2011 Don Polo viajó a la Ciudad de México y en entrevista con la reportera denunció el secuestro de su hijo Leo, quien llevaba 130 días desaparecido. Comentó que aun cuando expuso a Ortiz que sabía que sus plagiarios tenían a su hijo en el poblado La Palma, el fiscal se negó a ayudarlo.

Durante la entrevista Don Polo narró que eran como las 12 de la noche cuando el fiscal Ramiro Ortiz Aguirre lo recibió a él y a su hija. "Mi hija le explica lo sucedido (y) le pide que le ayude para ir a rescatar a su hermano. El procurador le dice que no va a arriesgar a sus policías sin antes hacer una investigación. El alcalde y el síndico tratan de convencerlo pero Ramiro Ortiz los corre: '!¿Qué no entienden?!', les gritó mientras se retiraba".

Don Polo decidió acudir entonces a la Sedeña, la PGR y la Marina. Tampoco obtuvo respuesta.

Sin noticias de Leo, agregó el entrevistado, "el 9 de octubre me fui a la Fiscalía; obligados, me pasaron con el agente del Ministerio Público Ezequiel Arreóla. Le di la información que tenía sobre el secuestro de Leo, incluyendo los nombres de nuestros centinelas. Cuando iba a firmar mi declaración vi que omitió que culpo al fiscal de lo que le pase a mi hijo, a mi familia y a mí. '¿Por qué quiere que lo ponga?'...

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