“El mundo es enormemente misterioso”: Carrington

AutorSusana Cato, Lorena Crenier

“Ni lo intenten”, nos dijo un malintencionado colega periodista cuando le preguntamos cómo encontrar a Leonora Carrington: “Cuando llueve no contesta el teléfono”.

Era fácil creerle. Leonora Carrington es una leyenda viva. Expuso en la primera muestra surrealista de París, organizada por su amigo Julian Levi en 1938, y en pleno inicio del siglo XXI dos cuadros suyos formaron parte de la exposición Surrealism, Desire Unbound, en el Museo Metropolitano de Nueva York. Su arte y su vida alucinante hacían creíble cualquier manía surrealista.

Pero, como escribió Jorge Luis Borges, “nadie es imposible”. Mientras esperábamos el fin del aguacero para llamarla, nos llovieron en cambio toda clase de anécdotas confirmando la extravagancia de la artista, como aquella cuando una noche su hijo, todavía niño, entró en una habitación a oscuras y encontró a su madre –cuaderno y lápiz en la mano– pidiéndole silencio con un dedo sobre los labios, pues intentaba copiar el vuelo de una lechuza.

Con estos antecedentes, quizá lo más extraño de entrevistar a Leonora Carrington es que la dama mítica navega con bandera de “normal” en una vieja casa de la colonia Roma. Y, por supuesto, “siempre contesto el teléfono”, nos dijo con pragmatismo elemental, “pues tengo dos hijos y todo el tiempo quiero saber de ellos”.

Mientras sus seguidores, en cambio, pueden relumbrar una exposición, como la de Londres en 1997 –reseñada por la crítica Teresa del Conde–, donde “algunas damas y más de un caballero llevaban atuendos inspirados en personajes de Leonora”. Ella, a los 85 años de edad, es delgada y elegante, y le gusta vestir con sencillez clásica.

Y si sus lectores se extasían por las dimensiones chamánicas e interiores de sus textos, lee –inteligente, bromista y neuróticamente puntual– sobre asuntos documentales, como una expedición al Ártico, con fotografías que la documentan, y la Realidad Virtual.

–¿Qué le diría a los surrealistas sobre el mundo de hoy, sobre el arte de hoy?

–Mi hijo Gabriel y yo conversábamos esta mañana sobre los movimientos actuales. ¿Cómo se llaman? La escuela postmortum, la vanguardia postmortum. Parece que el arte contemporáneo se está moviendo cada vez más a distintas maneras de abstracción. Lo que queremos decir es que el interés por las estructuras interiores de la materia son cada vez más importantes.

“Antes los artistas expresaban lo que veían dentro, hoy huyen del caos mirando hacia su interior, y encuentran lo mismo, caos. El otro día vi un cuadro con una capa de dos dedos de puro óleo. Ustedes saben que un óleo tarda casi un año en secar. Éste no secaría nunca. Lo único que se me ocurrió preguntarle al artista es qué pasaría si le hundo un alfiler. ‘Se sale el óleo’. Era un cuadro vivo en los microbios, postmortum.”

Leonora estudió dibujo en Londres y en París. Ha incursionado en todas la técnicas...

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