Cómo el mundo indígena transfiguró a Carlos Montemayor

AutorLeonel Duran Solís

A toda la familia de Carlos Montemayor y a Susana de la Garza, su esposa.

La obra creativa de Carlos Montemayor (Parral, 1947) es inmensa y notable en todos los campos que aborda: poesía, cuento, novela, crónica, ensayos y traducciones literarias. Toda su obra seguirá cautivando a sus innumerables lectores, críticos de diversas universidades del mundo y de México. Asimismo, por sus libros publicados en varios idiomas en el extranjero. También, por sus traducciones literarias de poetas en otros idiomas, como la obra completa de Safo y de los poetas griegos contemporáneos.

Pero por si fuera poco, a todo lo anterior se agrega su enorme tarea en el resurgimiento de la literatura en lenguas indígenas de nuestro país.

¿Cómo llegó Carlos Montemayor helenista, latinista, humanista, políglota y poeta al mundo diverso de las culturas indígenas de México?

La respuesta está en su libro Encuentros en Oaxaca, que es un parteaguas en la vida de Carlos. Para mí, conociendo al poeta, simbólicamente Carlos asciende a una montaña, la más alta de Oaxaca, desde la cual su mirada pudo abarcar un territorio más amplio, y de la montaña desciende más fuerte y enriquecido, no sólo para sus creaciones literarias. Desde esa altura descubre nuevos horizontes, otras vetas y yacimientos. Así lo narra. En la lectura de su libro Encuentros en Oaxaca (Editorial Aldus; México, 1995), me llama la atención que parece escapar a las referencias bibliográficas y los comentarios a sus obras publicadas. En esta obra, Carlos narra su experiencia de extraordinarias consecuencias para su vida. Lo anota en su curriculum: "se trata de mi primer encuentro personal hacia 1980 con el mundo indígena".

Para el poeta Natalio Hernández, escritor nahua de muchos merecimientos, Encuentros en Oaxaca es un hito en la vida creativa de Carlos Montemayor. Pienso en el poeta Carlos que admira la literatura china de la dinastía Tang, como su ascenso a la montaña en el poema de Li Po:

Amo la montaña T'ong-Koan.

Es mi alegría. Mil años ahí permanecería, sin pensar en el retorno.

Yo desearía danzar agitando mis mangas. ¡Y rozar de un solo golpe las cimas de los pinos!

Y allí, en el monte mayor, Carlos escucha la respuesta de la montaña, donde él, como Li Po, "sin responder, sonríe con el corazón en paz":

En esa montaña fue la transfiguración de Carlos, resultado de sus reflexiones y de la ampliación de su conciencia, y de nuevos encuentros todos ellos sumergidos en la corriente de un río nada tranquilo, de reñejos diversos, utópicos y románticos.

En 1980, Carlos Montemayor fue invitado por la Dirección General de Culturas Populares (DGCP) de la SEP a explorar áreas indígenas en trabajos de campo, partiendo de una disyuntiva: ¿Sería posible el encuentro de dos poetas, a la mitad de un puente, nacidos en contextos culturales y de idiomas diferentes con un idioma compartido -el castellano-? El poeta nacido indígena con un limitado desarrollo escolar, en el mejor de los casos al nivel de secundaria, y el otro, el maestro universitario, también poeta, escritor de diversos géneros literarios y traductor de varios idiomas. Lo común en ambos era que habían nacido poetas. ¿Sería posible construir un diálogo entre ellos? El maestro debía darle al poeta indígena instrumentos y capacitación para desarrollarlo como escritor, respetando su visión y cultura, sin llevarlo a las modalidades e intereses literarios del maestro.

Se invitaba a Carlos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR