La muralla que nadie quiere terminar

AutorTémoris Grecko

Nunca en sus 70 años de existencia el Estado de Israel había tenido un gobierno tan derechista, ni la derecha -a pesar de los problemas judiciales del primer ministro, Benjamín Netanyahu- había parecido tan sólidamente apoyada nacional e internacionalmente. Desbaratando políticas establecidas durante medio siglo, el presidente estadunidense Donald Trump trasladó la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén y provocó el rompimiento con la Autoridad Palestina; la coalición de gobierno israelí prácticamente carece de rivales de consideración, con el principal partido opositor -el laborista- disminuido y sin liderazgos. Además, los ministros del gabinete han hecho avanzar leyes que persiguen a los grupos pacifistas e incluso llegarían al extremo de prohibir que se fotografíen los abusos del ejército israelí; la condición de prisioneros al aire libre del millón de palestinos que vive en Gaza se consolida con la terminación de una barrera subterránea y una marina que complementan la de la superficie; y la brecha tecnológica militar sobre sus enemigos se amplía y se hace imposible de confrontar.

Parece que lo único que falta es por fin construir los 100 kilómetros que restan del muro en Cisjordania -que no alrededor de Cisjordania-, de un total de 708. A16 años desde que fue iniciado, en 2002, muchos israelíes no entienden por qué no lo concluyen.

Incluso el diputado Omer Barlev presentó el miércoles 6 una iniciativa de ley que le impondría al gobierno, como "prioridad nacional", que complete la muralla en los próximos 18 meses.

Era la tercera vez que la proponía. Y por tercera vez fue derrotada. No por los votos de los legisladores árabes y de izquierda, que apenas forman 15% del Knesset (Parlamento), sino por los de los partidos Likud, HaBayit HaYehudi y Yisrael Beitenu: los principales de la gobernante coalición de derecha que no desea terminar el muro.

Seguridad o apartheid

Likud se opone a pesar de que fue uno de sus más grandes líderes históricos, Ariel Sharon, quien como primer ministro le dio inicio al proyecto en 2002, en plena Segunda Intifada (la insurrección palestina de 2000 a 2005).

Ese muro se consideraba la solución para terminar con la capacidad de golpeo de uno de los lados del conflicto, la de los atentados terroristas, para consolidar la primacía en la violencia del bando más fuerte, el israelí.

Sólo el primer año se levantaron 180 kilómetros. En cuatro años llegaron a la mitad de la longitud planeada. En 2012, a las dos terceras partes, con 440 kilómetros. Pero el ritmo de construcción ya estaba...

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