La música en las epidemias (I)

AutorSamuel Máynez Champion

Asentado esto, iniciemos puntualizando que glosaremos sobre las plagas más catastróficas de la historia, y que propondremos la interesante escucha de varias de las músicas que han surgido alrededor de ellas. En esencia, las composiciones musicales de las que quedó registro arrancan en los albores de la peste negra y concluyen, al cabo de casi siete centurias, con los conciertos virtuales en nuestros renovados tiempos de pandemia por el covid-19. Si somos receptivos al mensaje subliminal, quedará de manifiesto que el arte sonoro tiene poderes enormes sobre la psiquis, y que su recurrente empleo es inherente a la necesidad que tenemos, las pobres criaturas humanas, de proporcionarnos algo de "inmunidad", por fútil o utópico que ello sea.

No hay duda de que la peste es la epidemia por excelencia, y en el imaginario colectivo se identifica con esa maligna peste negra, o bubónica, que devastó al continente europeo en el siglo XIV. Sin embargo, otra epidemia igualmente letal, pero menos conocida, mató a millones de personas casi un milenio antes: la llamada peste de Giustiniano, el primer desastre pestífero del que se conservan fuentes escritas.

La peste de Giustiniano. Hagamos una descripción sucinta. Esta epidemia de la mitad del primer milenio surgió en Etiopía, pero sólo se tuvo conocimiento de ella cuando alcanzó la ciudad de Pelusio, en Egipto, en el año 541.

Desde allí remontó la costa de Levante. Al año siguiente arrasó Gaza, Jerusalén, Antioquía y Constantinopla, la capital de Bizancio, cuya población ascendía a 800 mil habitantes. El imperio bizantino se encontraba en uno de sus momentos de mayor esplendor cuando esta epidemia vino a oscurecer el mandato de su emperador. La enfermedad, y con ella el terror y la histeria, se esparcieron a una velocidad vertiginosa. Y de Constantinopla se expandió a todo el imperio. Incluso, el propio Giustiniano fue una de las víctimas, aunque terminó recuperándose. Como resultado del flagelo, la capital imperial perdió casi 40% de su población, y en todo el imperio se piensa que fallecieron cerca de 4 millones de personas. Las consecuencias económicas fueron tremendas, pues hubo momentos en que el número de muertos superaba al de los vivos y, naturalmente, la música estuvo presente en todos los momentos de duelo, angustia e incertidumbre; pero, muy a nuestro pesar, no tenemos evidencia de cómo pudo haber sonado o de quién pudo haberla compuesto.

Siendo acuciosos, del siglo VI podríamos remontarnos hasta...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR